El extraño crimen de Monte (Cantabria): asesina a su hija porque "se lo ordenó su Dios"

  • Un padre mata a su hija esperando un milagro: creía que iba a resucitar

  • Monte aún sigue consternado por el terrible crimen que tuvo lugar

  • Este crimen tuvo lugar en los años 20 en un pequeño pueblo cántabro

El delirio místico es un fenómeno curioso que tiene cierta presencia en las hemerotecas españolas entre 1890 y el inicio de la Guerra Civil. Hay una concentración importante de sucesos criminales motivados por la irrupción de lo sagrado en mentes no preparadas. Hubo asesinatos de familias enteras, personas que eran amigas y, al día siguiente, se creía que estaba poseída por el demonio y las ejecutaban.

En los años 20, en Cantabria, hubo una historia donde aparecen estos delirios místicos con extrañas sectas de procedencia estadounidense, estigmas e incluso personas que se apuñalaron su propio pecho. Viajamos hasta la apartada aldea Monte, ubicada en Cantabria. Aquí tuvo lugar un crimen que todos quieren olvidar, pero que sigue resultando perturbador.

¿Qué sucedió en Monte?

Todo comienza en Estados Unidos. José Meré es un hombre, mientras trabaja, escucha una voz que le dice que “debe difundir la palabra”. Regresa a España. En Santander conoce a un matrimonio. Es Antonio quien queda fascinado por su mensaje y ambos se entregan a la vida espiritual. Malcomen, apenas duermen y tratan de establecer contacto con el más allá.

Meré le dice a Antonio que sus plegarias han sido escuchadas y que Dios está en su casa. En sus reuniones, se van dando ideas mutuas, haciendo crecer sus rituales y ayunos. Crean así este delirio místico, ese trastorno de ideas delirantes inducidos. Es difícil definir quién lo inició. Antonio llega a herirse en el pecho y piensa que es un mensaje divino. Obliga a su mujer e hijos a besar esa llaga. Piensa que ha muerto, que en su cuerpo habita otra persona.

Antonio estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por satisfacer a esa presencia divina. El 3 de agosto de 1926, Meré ve algo extraño en casa de Antonio (está manchado de sangre) y avisa a la Policía. La Policía entra en casa y no ve nada raro. Al día siguiente, la mujer de Antonio cuenta lo que ha sucedido: su marido, siguiendo los mandatos de su Dios, ha matado a su hija de una forma espantosa.

“Le sierra la cabeza”, cuentan. Después la pone a dormir con sus hermanos mayores. La sangre la usarán para futuros rituales. No siente culpa porque él cree que se debe a un Dios. No lo viven desde el duelo porque esperan que la hija vuelva a vivir, están a la espera de un milagro que no llega. La muerte fue terrorífica para los vecinos de Monte.