Mientras los perros especializados en detectar droga en los vehículos se tiran sobre uno que escondía diez kilos de hachís, los detectores de presencia humana descubren a un imberbe chaval en los bajos de un camión.
En otro lado del puerto hay miles de contenedores que irán a cualquier parte del mundo. Si se colocaran en fila, llegarían hasta París. Una familia entera llega nerviosa desde un pueblo de Almería. Les robaron el coche hace días y ha aparecido cargado de electrodomésticos en la frontera.
En la furgoneta de al lado, hay truco. Al apartar una nevera aparece un hueco con nueve motos robadas. .