En algunos puntos de venta los camellos trafican delante de la policía. Comprar droga en Barcelona es muy sencillo: basta con dar un paseo por la noche por la rambla. En el barrio de la Navidad en Huelva son algunas madres las que venden para poder sacar a sus hijos adelante. En Lleida en la calle Boters y en apenas 500 metros hay cinco casas en las que se vende droga. En Isla Cristina los toxicómanos trapichean para poder consumir, se quedan con un parte y venden la otra. En los barrios en los que se trafica con droga, vecinos, comerciantes y transeúntes comparten un mismo código: la ley del silencio. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado se incautaron de más de 350.000 kilos de estupefacientes en el 2010, 18.000 personas fueron detenidas.
“Mi madre vende droga para sobrevivir y dar de comer a los hijos”. Lo dice una joven que vive con su familia en el barrio de La Navidad en Huelva. “Aquí se vende droga”, coinciden los chavales que se arremolinan en la calle para presumir de que todos se dedican a la venta de estupefacientes incluso uno de ellos alardea de enseñarnos un pistola.
También se vende droga en el centro de Lleida, en el casco histórico, en la calle Boteros. Los vecinos denuncian “aquí hay unos veinte bares ilegales y unos 15 pisos donde se vende droga”. Los vecinos tienen grabaciones “donde se puede ver a plena luz del día cómo se trafica e incluso cómo se celebran peleas de perros”.
En la calle Olof Palme de Badajoz, los vecinos aseguran que se vende mucha droga “de los mil doscientas pisos que hay en el barrio en unas quince se vende droga”, dice un señor que nos enseña la zona y que nos lleva hasta un grupo de jóvenes “aquí viene todo el mundo a pillar”.
En A Coruña, después del desmantelamiento del poblado chabolista de Penamoa, todo el tráfico de estupefacientes se ha trasladado hasta la Plaza de la Constitución “aquí hay ocho puntos de venta de droga, sobre todo, cocaína”. Los vecinos tienen grabaciones donde se puede observar “cómo tiran la mercancía desde la ventana de un edificio para ser vendida después en las furgonetas que los traficantes tiene aparcadas en la calle”.
En Barcelona, un vecino de Las Ramblas ha tenido que abandonar su casa tras denunciar a un traficante que tenía amenazados a los vecinos. “La gente vive con miedo y tu vida se puede convertir en un infierno”.
El Ayuntamiento de Isla Cristina, en Huelva, ha levantado una barriada de casas prefabricadas junto al cementerio para que vivan los toxicómanos del municipio. “Aquí vendemos todos para sobrevivir. De la dosis que conseguimos comprar vendemos una parte para sacar algo de dinero”.
En Puente de Vallecas, Madrid, la Policía ha desmantelado un punto de venta en una casa que ha quedado tapiada “aquí se hacía de todo menos bailar”, nos dice el presidente de la comunidad de vecinos que mientras habla con nosotros descubre “mira nos han robado todo el material de limpieza del edificio”.
“Aquí hay droga”, es un reportaje de Sara Puertas.