Callejeros en 'Guardianes del estrecho'

cuatro.com 05/05/2012 00:05

A sur del sur de la península ibérica está el estrecho de Gibraltar. La puerta de Europa desde África, una franja de tan solo 14 kilómetros. “Llevamos casi incautados casi diez mil kilos de hachís en lo que va de año, es el punto más caliente de toda la entrada de Europa”, asegura un comandante de la Guardia Civil. La cercanía de Marruecos, uno de los principales productores de hachís del mundo hace que aquí haya mucha actividad delictiva relacionada con el narcotráfico.

Amanece en el Estrecho de Gibraltar. Tres agentes de la Guardia Civil, vestidos de paisano, recorren a pie una zona de costa agreste y apartada de cualquier carretera, “este es nuestro trabajo de cada día, rastreamos toda la costa entre Algeciras y Tarifa para comprobar si hay indicios de que hayan descargado droga”, comenta el agente de mayor rango, “siempre intentan desembarcar en zonas inaccesibles para que les de tiempo a alijar y transportar la mercancía”. Tras una hora de rastreo, suena un walkie-talkie: “hay movimiento en Tarifa”. Los agentes se desplazan hasta allí a toda prisa. Otro operativo de la Guardia Civil ha interceptado a una banda que intentaba desembarcar 18 fardos de hachís. “Nos han visto llegar y han salido huyendo”. En total, se incautan de 540 kilos: Un millón de euros en droga.

Yo no sé de dónde sale esa droga… ¡Me cago en la puta!”… Gloria proclama su inocencia a las puertas de un calabozo de la Guardia Civil. La joven, de 23 años, ha sido detenida junto a su acompañante, un hombre de 45, porque varios Guardias Civiles de la Aduana de Algeciras, han detectado droga en el interior de su vehículo. “Hemos ido a Ceuta, hemos estado de compras y comido en un restaurante para demostrar que hemos estado allí”, argumenta como coartada. Mientras, el hombre que viajaba con ella es introducido en un calabozo. Gloria corre la misma suerte minutos después, “yo no soy así”, dice entre lágrimas. Los agentes proceden a registrar el vehículo y encuentran 22 kilos de hachís en el interior del tanque de gasoil. Un día después, ambos pasan a disposición judicial.

En este entorno destaca el trabajo de la Guardia Civil. El puerto de Algeciras es una de las zonas por las que continuamente intentan meter droga en España. A pesar de la creatividad de los traficantes en el área de cabotaje cada año de interceptan miles de kilos de droga.

Este es un Kamikaze. Tal y como viene es imposible que pase por aquí”, comenta un agente, mientras quita las alfombrillas de otro coche, noches después. En una auténtica obra de ingeniería, los traficantes habían construido un doble fondo en el interior de un Seat Toledo y lo habían llenado de pastillas de hachís… El Guardia pincha el parachoques con un destornillador y lo huele, no tiene dudas, “lleva más droga”. Tras desmontar el coche casi por completo, los agentes hallaron 175 kilos de hachís en el vehículo… Mientras trasladan al conductor al calabozo, otro agente comenta, “suelen darles 10 mil euros por estos pases. A veces no saben ni la cantidad que llevan”.

La gran diferencia entre lo que cuesta la droga en Marruecos y el precio por el que se vende en España, hace que muchas personas se arriesguen a pasar droga en sus vehículos. “Allí puedes comprar el kilo por 150 euros y aquí lo vendes por más de dos mil”, asegura un hombre de 67 años que reconoce haber estado en prisión por tráfico de estupefacientes, “pero ya no lo hago más, ahora me conformo con mi pensión”.

Otras veces, los narcotraficantes no cuentan con un vehículo e intentan introducir la droga a pie por los salones de llegada de pasajeros. En esta área, la Guardia Civil selecciona a los viajeros que considera sospechosos y les hace un exhaustivo examen que incluye radiografías para comprobar si han ingerido la droga. Manuel, un extremeño de 50 años confiesa antes de que le examinen que lleva droga adherida a su cuerpo con esparadrapo, en total dos kilos y medio, “me la dio un moro en Ceuta y otro la iba a recoger aquí”. En la misma sala, los agentes detectan a 3 magrebíes que llevan la droga en el interior de su cuerpo, “muchos de ellos lo que hacen es tragarse hasta dos kilos bellotas de hachís, no se dan cuenta del riesgo que corren”, explica un agente.

Algunas Playas de destino turístico de millones de personas son también el punto de entrada de fardos de hachís. El servicio integral de vigilancia exterior controla a través de unas pantallas todo el tráfico marítimo del estrecho cuando localizan una embarcación que pudiera llevar droga activan todos los mecanismos para interceptarla.

Callejeros ha vivido en primera persona la detención de dos individuos que intentaban desembarcar más de 500 kilos de hachís.

Un coche de la Guardia Civil circula a 140 kilómetros por hora por una carretera comarcal, intentan cumplir con su cometido… “¡Están tirando fardos por la borda, estamos en persecución!”, grita una voz por la radio del coche… “¡Intentan escapar de la patrullera marítima! ¡Vamos hacia allá! ¡Quieren huir a pie!…”, explica un sargento del cuerpo a los reporteros de Callejeros. “¡Van hacia la costa!” insiste la voz que se escucha por radio… Los agentes corren por la playa. Finalmente, se produce la detención:

- ¡Túmbate boca abajo!... ¿Dónde habéis tirado los fardos?

-¿Qué fardos?... Pregunta uno de los ocupantes de la barca.

En un primer registro los agentes hallan un navegador GPS de última generación, los pasaportes de los ocupantes y un teléfono móvil… “Esto lo usan para orientarse al traer la droga desde Marruecos y para coordinar a los que esperan para descargarla”… Minutos después, el otro ocupante de la zodiac confiesa ante los reporteros, “llevábamos 17 fardos, amigacho… ¿Qué le vamos a hacer? Tengo tres hijos y tenía que intentarlo para darles de comer”…

Guardianes del Estrecho”, es un reportaje de Jalis de la Serna.