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“Aquí venían muchos padres con sus hijos para que perdieran su virginidad”. Quien así habla es Estela, una mujer de 58 años que trabaja como Madame en un burdel del municipio de Tomelloso, en Ciudad Real. Está casada y a su marido y a su hijo nos les importa que haga este trabajo que ella considera “muy difícil, ya que las mujeres somos muy complicadas, nunca estamos contentas”.
“Todas las chicas me llaman mami y muy pocas me llaman por mi nombre”, nos dice la madame responsable de un burdel de Valencia al que nos lleva un taxista de la capital del Turia que asegura “he llevado a muchas mujeres hasta este tipo de locales persiguiendo a sus maridos infieles”.











