Juan José “El Colorao”, Ramón “El Monchi”, Sofía “La Rubia” y José María “El Virutas”, son algunos de los jóvenes que se pasan la mayor parte del día en los parques de los municipios valencianos de Aldaia y Alaquàs. Son un ejemplo de cómo viven a diario muchos jóvenes de nuestro país. Marcados por los efectos del paro, las drogas y el fracaso escolar, no todos los perfiles son iguales, también hay chavales con muchas ganas de trabajar y alegría de vivir.
En el Parque de Los Chorros conocemos a El Canelito, que nos lleva hasta la finca donde su padre guarda su mejor tesoro: sus caballos. El Colorao, junto a sus amigos se reúne en el Parque de la Alameda. ”Aquí todos estamos en el paro”, nos dicen estos jóvenes que a la mínima se arrancan a cantar y a bailar para pasar el tiempo.
Lorena, la novia de “El Colorao”, trabaja como dependienta. Llevan siete años de relación y ahora viven juntos en un piso. Allí se reúnen con los amigos para comer y después seguir la fiesta con los 60 euros de marihuana que han comprado, según dicen a “El Nazi”.
Ramón “El Monchi”, ayuda a sus padres en el puesto del mercadillo del municipio de Turís. “Yo soy un buen despachante”, nos dice mientras atiende a sus clientas. Después en la casa familiar nos presenta a toda su familia. “Somos cristianos y le cantamos alabanzas a Dios”, confiesa mientras entona alguna canción religiosa. Su abuela presume de los 17 nietos y un bisnieto que tiene, pero “Ramón es mi preferido mi ojito derecho”.
José María “El Virutas”, acompaña a “El Pirata”, que toca la guitarra y la flauta en el parque de Alaquás. Vive con su novia y el gato. No tiene trabajo pero ha aprendido a cocinar y quiere dedicarse a los fogones para ganarse la vida. “Tuve un accidente de coche y me quedé en coma. Mi novia me cuidó hasta que salí del hospital… desde entonces estamos juntos”.
“La banda del Parque” es un reportaje de Sara Puertas.