Diablo IV: su beta abierta nos deja con un gran sabor de boca y algunas pegas

Diablo IV llegará el próximo 6 de junio de 2023, tras recorrer un largo camino de anuncios, rumores y filtraciones desde que se anunciase oficialmente en aquella mítica BlizzCon de 2019. Pero no ha habido que esperar para poder hincarle el diente, gracias a la beta abierta que acaba de cerrar y que nos ha permitido disfrutar (esquivando los numerosos y molestos fallos de conexión) de la experiencia de juego que nos ofrecerá el esperado regreso de la franquicia de Blizzard. 

El pasado fin de semana se celebró la esperada beta abierta de Diablo IV, el juego de acción-rol de Blizzard que promete volver a las raíces de la saga. Miles de jugadores en todo el mundo pudieron probar el juego con sus diferentes modos y clases, y experimentar el mundo oscuro y sangriento que nos vuelve a proponer el estudio. ¿Qué tal fue la experiencia?, ¿Qué aspectos destacaron y cuáles decepcionaron? Aquí te contamos lo mejor y lo peor de nuestra experiencia con esta beta abierta que nos devolvió a la versión mas oscura de Santuario.

Lo mejor: el combate, la ambientación y la personalización

Es cierto que ya habíamos visto muchos avances de Diablo IV en los últimos meses, cuando Blizzard se acostumbraba a mostrar las nuevas clases que anunciaba para el juego, lo que nos daba buenas pistas de lo que íbamos a encontrarnos cuando le pusiéramos las manos encima. Pero no voy a negar que sentí una mezcla de sorpresa y fascinación cuando volví a ver la extraordinaria cinemática de presentación y me puse a los mandos de mi primer personaje, una hechicera. El título desborada personalidad y desde los primeros compases nos recuerda a lo mejor de Diablo III, su excelente jugabilidad, y lo mejor de las dos primeras entregas numeradas: su oscuridad y ambientación más dura y adulta.

Y, también desde el principio, nos damos cuenta de que uno de los puntos fuertes de Diablo IV es su sistema de combate, que combina la fluidez y la espectacularidad de Diablo III con la profundidad y la variedad de Diablo II. Ya elijamos un personaje de entre las cinco clases distintas (bárbaro, druida, hechicera, pícaro y nigromante), disfrutaremos de sus espectaculares habilidades, talentos y estilos de juego. Cada efecto de cada habilidad luce espectacular y la devastación de nuestros ataques a los ejércitos de demonios y engendros que nos asaltan nos sacan una sonrisa constante. Además, se hace notar el nuevo botón de Evasión desde el principio del juego. Una interesante novedad que nos permite salir de situaciones complicadas para ponernos a salvo si nos rodean varios enemigos, esquivar esos golpes demoledores del enemigo final de turno o para acercarnos a un enemigo y asestarle un golpe devastador. Una habilidad compartida por todas las clases que, como el resto que iremos adquiriendo, necesita recargarse unos segundos cada vez que la usamos.  

El combate es dinámico, divertido y desafiante, especialmente en los niveles más altos de dificultad y en las zonas más pobladas de enemigos. El juego nos obliga a estar atentos a nuestro entorno, a usar las coberturas y los objetos del escenario, y a coordinarnos con nuestros acompañantes y aliados. El juego, como siempre, nos recompensa con un generoso botín tras derrocar a cada enemigo con el que nos cruzamos, un botín que podemos recoger para equiparlo, venderlo o intercambiarlo por nuevos objetos y mejoras en las ciudades y pueblos.

Otro de los puntos fuertes en esta nueva entrega es la gran capa de personalización que podemos aplicar a nuestros personajes. A nivel físico es alucinante el editor de personaje que nos permite personalizar a nuestro héroe de múltiples formas, para conseguir una apariencia casi única que luego se irá personalizando aun más a medida que lo vayamos equipando con prendas y armaduras que vayamos consiguiendo en el juego. Pero la personalización va mucho más allá del aspecto físico de los personajes, ya que el nuevo árbol de habilidades ha ganado en complejidad y profundidad. El nuevo árbol nos encanta, es fácil de entender y permite ir moldeando a nuestro héroe a nuestro gusto, afinando las habilidades que queremos que adquiera, para que se adapte como un guante a nuestra forma favorita de aniquilar demonios. Además, sus desarrolladores nos prometen más capas de personalización y profundización en este árbol de habilidad a partir de los niveles altos (por encima del 50), algo que escapaba de las opciones de la beta abierta.   

Ya lo habíamos dicho, pero otro de los aspectos que nos ha encantado es la ambientación del juego. El título vuelve por los derroteros de las dos primeras entregas, presentando un Santuario oscuro, frío, sangriento y brutal. Un título que quiere acercarse al terror de la mejor manera posible y que ya en sus primeros compases nos muestra truculentas escenas de sacrificios humanos. Un mundo oscuro que está repleto de cosas por hacer. A pesar de las limitaciones de la beta, nos ha quedado claro que Diablo IV va a tener sorpresas en cualquier rincón: pequeñas mazmorras, misiones secundarias, desafíos, tesoros que encontrar y muchas historias secundarias que descubrir.

Lo peor: algo repetitivo, la conexión permanente y algunos problemas técnicos

No todo ha brillado en la beta de Diablo IV, lógicamente, sobre todo porque nos encontramos en una fase de beta abierta que nos no estuvo exento de problemas técnicos que afectaron a la experiencia de juego. El principal en las primeras horas fue la casi imposible tarea de conectarse para jugar. Las colas para entrar en los servidores de juego superaron los 120 minutos y eso puso de muy mala leche a muchos fans del juego, lógicamente.

Una vez superabas la dura prueba de conectarte a los servidores y comenzar tu partida el error más grave vino dado por la obligada conexión permanente que requiere el juego para funcionar, incluso en el modo individual. Como la afluencia sde los fans fue masiva, las desconexiones eran constantes, lo que te sacaba de la partida cada pocos minutos. También provocó problemas con el lag, caídas del servidor… Estos problemas se agravaron durante el sábado por la noche, cuando el juego sufrió un ataque DDoS que lo dejó inaccesible durante varias horas.

Además de la conexión, el juego presentó otros fallos técnicos como bugs, glitches, errores gráficos y de sonido, problemas de rendimiento y optimización, etc. Algunos de estos fallos eran menores y no afectaban demasiado al juego, pero otros eran más graves y podían arruinar una partida. Nosotros experimentamos varias desconexiones que nos sacaron de la partida y nos obligó a comenzar de nuevo una mazmorra, hasta en tres ocasiones. Blizzard ha asegurado que está trabajando para solucionar estos problemas, lo cual es uno de los principales objetivos de esta beta abierta.  

Más allá de los lógicos problemas técnicos, esta parte de la beta sólo nos dejó fríos en la poca variedad y originalidad en las mazmorras y jefes finales. No estaban mal, pero tampoco nos impresionaron demasiado. Entendemos que es una parte inicial y pequeña del juego completo, pero no podemos dejar de mencionar que algunas mazmorras se nos hicieron algo repetitivas y los jefes finales que tuvimos ocasión de enfrentar no brillaron por su originalidad ni por su habilidad para intentar acabar con nosotros. Aun así, esperaremos a la versión final del juego para saber si este aspecto del juego está realmente pulido y a la altura de lo que todos esperamos de Diablo IV.