Análisis Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered Edition para Nintendo Switch

  • Analizamos la edición remasterizada de Final Fantasy Crystal Chronicles, ya disponible en PS4, Switch y dispositivos móviles

  • Una buena oportunidad para descubrir un gran JRPG clásico que como remaster deja un tanto que desear

Final Fantasy es una de las franquicias JRPG más conocidas de la historia de los videojuegos. No es para menos, puesto que el que iba a ser el último proyecto de Hironobu Sakaguchi en 1987 acabó por ser la chispa que prendió y dio luz a una prolífera saga repleta de obras maestras dentro del género. En concreto, Crystal Chronicles es una de las ramas que surgen del árbol principal. Originalmente fue publicado para GameCube en el año 2003 y en los años siguientes recibió varias secuelas y títulos con el mismo sello para Nintendo DS y Wii.

Es ahora, en pleno 2020 cuando tenemos la oportunidad de revisitar este clásico en Switch, PS4 y dispositivos móviles iOS y Android. Ya lo hemos jugado, por lo que a continuación desgranamos cada una de sus partes para comprobar cómo ha salido este remaster y si está a la altura de las expectativas de una legión de fans que llevábamos años esperándolo.

Las crónicas del cristal

La historia de Crystal Chronicles comienza como muchas dentro del género RPG: con un viaje repleto de aventuras. El mundo en el que se ambienta la trama continúa padeciendo las secuelas del cataclismo que tuvo lugar un milenio atrás. En dicho evento, un gran meteorito que transportaba una forma de vida extraterrestre llamada Parásito Meteoro impactó contra el Gran Cristal que sustentaba el mundo, destruyéndolo. Además, generó una especie de peligroso miasma que acabó por afectar a las conexiones entre el territorio y a todo aquel que tocaba.

Nuestro/a protagonista nació y creció en una pequeña aldea llamada Tipa, en cuyo centro encontramos un fragmento del Gran Cristal que ayuda a que la vida se desarrolle con normalidad. Aun así, requiere un cierto mantenimiento que se puede realizar usando mirra, una energía recolectada de árboles mágicos mediante el uso de vasijas protegidas por caravanas dedicadas a esta misión. Como podéis adivinar, esta pasa a ser nuestra tarea, además de la de eliminar al peligroso Parásito Meteoro para liberar al mundo del miasma y todos los otros males que lo acosan.

Al contrario de lo que ocurre en otros títulos de la saga Final Fantasy, en Crystal Chronicles podemos escoger quién queremos que sea nuestro/a protagonista. Existen cuatro razas: Clavates, Lilti, Yuko y Selki, por lo que nuestra primera elección debe ir en esa línea. A pesar de llevar nombres innovadores, realmente se puede establecer un paralelismo directo con las clases y razas que encontramos en el género de la fantasía como lo son humanos/espadachines, enanos/herreros, hechiceros y elfos/pícaros. Una vez que hayamos decidido nuestra raza, aspecto y género, tocará escoger el oficio familiar entre diversas opciones como comerciantes, alquimistas, granjeros o herreros.

Dicha elección afecta más bien a la trama que en lo jugable, por lo que queda reflejado que Crystal Chronicles es un título de rol más bien sencillo y no demasiado profundo. Además, notamos que le pesan los años y que el remaster que tenemos entre manos no ha actualizado prácticamente ninguno de sus apartados. De esta forma, movernos por los menús y progresar en la aventura resulta un tanto engorroso al menos hasta que nos acostumbremos a sus sistemas.

Magia, mazmorras y modo cooperativo

Desde el momento en el que partimos tenemos cierta libertad en nuestras manos. Nuestra caravana viaja a través de un mapa del mundo en el que encontramos distintas mazmorras al final de las cuales nos espera un boss y un árbol de mirra, cuya gota debemos recolectar para revitalizar el Cristal de nuestra aldea. El título se divide en unas cinco partes marcadas por años, por lo que al finalizar cada una de estas etapas regresaremos al hogar antes de partir de nuevo. Si tenemos esto en cuenta veremos que dispone de una progresión bastante lineal pero aun así contiene un punto adictivo, que nos hará querer continuar con nuestro viaje para descubrir qué mazmorra o pueblo podemos encontrar a continuación.

En las mazmorras, en caso de jugar en solitario, nos acompaña un moguri que sostiene el cáliz elemental que nos protege del miasma y nos permite avanzar. De esta forma podremos progresar y acabar con distintos enemigos con el uso de nuestro arma principal o de magia (que recogemos en forma de magicitas en cada nivel) como Piro, Electro, Hielo y más. No por ello debemos descuidar nuestra barra de vida, aunque el caer en una mazmorra no será habitual si estamos atentos y no arriesgamos demasiado frente a nuestros adversarios.

La progresión por estas mazmorras es bastante sencilla en líneas generales, pero cambia en cada ocasión y hay algunas que requerirán que dispongamos de cierto sentido de la orientación, ya que pueden resultar algo laberínticas. Nos esperan puertas cerradas cuya llave portan ciertos enemigos, palancas ocultas que permiten abrir caminos y otros elementos clásicos que no sorprenderán a ningún explorador de mazmorras que lleve unas cuantas en su historial.

Algo que decepciona un tanto es que las magias elementales parecen no tener un efecto especialmente dañino en aquellos enemigos cuyo aspecto invita a pensarlo. Por ejemplo, al enfrentarnos a un peligroso Molbol (la conocida planta piraña venenosa y gigantesca de la saga) la lógica nos hace creer que Piro debería dañarle especialmente, pero en la práctica no lo vemos reflejado de esta forma. Aun así, las batallas contra bosses son diversas, interesantes y algo más desafiantes, por lo que al final de cada mazmorra nos espera un reto distinto.

Todo ello se disfruta mucho más en compañía. El sistema multijugador online y de emparejamiento que presenta el título es bastante arcaico, sobre todo si tenemos en cuenta que este remaster llega en pleno 2020. Aun así, si tenemos paciencia y algo de maña acabaremos consiguiendo reunirnos con hasta otros tres amigos para embarcarnos en la compleción de diversas mazmorras en modo cooperativo de cuatro jugadores.

Así, el título gana un punto de complejidad y requiere algo más de estrategia por nuestra parte, ya que uno del grupo debe llevar el cáliz y el resto atacar, realizar tareas de curación y, en general, repartirnos los ítems, artefactos y equipo que encontremos, ya que algunos de ellos se comparten y otros son de uso individual. Algo que echamos en falta de títulos posteriores de la sub-saga Crystal Chronicles es el poder personalizar nuestro equipo (armas, armaduras y demás) en mayor detalle y compartirlo con nuestros amigos de forma sencilla.

El componente cooperativo y multijugador siempre ha sido un pilar base de estas entregas, por lo que creemos que al tratarse de un remaster lo podrían haber actualizado mejor para tender la mano a aquellos jugadores que llegan por primera vez y contentar en mayor grado a los fans que llevamos desde los orígenes disfrutando de las crónicas del Cristal y las aventuras que nos tienden.

Apartado gráfico, técnico y sonoro

Es en el apartado gráfico de la obra donde vemos un cambio más significativo respecto a la entrega original. No hay un gran salto, pero sí se ve mejor que la versión de GameCube sobre todo si nos referimos a la visión desde el dock en TV de Switch. A falta de probar el resto de versiones (PS4 y móviles), podemos recomendar la de Nintendo por disponer tanto de una vertiente portátil como por la opción de colocarla en pantalla grande.

En lo técnico es donde notamos más el peso de los años. Desde menús desactualizados por los que resulta tosco navegar, pantallas de carga excesivamente largas hasta popping de texturas y sombras y otros problemillas menores, son varios los parámetros que podrían haber mejorado de forma más significativa. Su localización al español, aparentemente, tampoco ha sido actualizada, por lo que mantiene el encanto de la versión original. Algo similar se aplica al apartado sonoro, el cual presenta los temas clásicos en una BSO creada principalmente por Kumi Tanioka y una serie de efectos de sonido que se podrían haber tornado más variados y complejos en esta versión que nos ocupa.

En definitiva…

Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered Edition es una buena oportunidad para descubrir un gran clásico JRPG de la era de GameCube. Aun así, como remaster deja bastante que desear, ya que más bien sentimos que se trata de un port con el apartado gráfico y otros detalles menores actualizados. No por ello podemos dejar de recomendarlo, ya que a pesar de que desearíamos tener entre manos un remake con todas las letras, sigue siendo un imprescindible para todo fan del género.

Hemos realizado este análisis gracias a una copia de Nintendo Switch proporcionada por Koch Media