Creo que ha habido un gran error colectivo en hacer esa especie de contrato de vosotros os limitáis a votar cada cuatro años y todo el mundo podrá tener una casa en propiedad, un coche, una televisión de plasma y un mínimo de bienestar… eso ha sido la sociedad del consumo. Os despreocupáis de la política y nosotros ya gestionamos para que todo el mundo esté tranquilo y tenga los mínimos cubiertos. Bueno, pues eso era una gran mentira, ahora el espejismo se ha roto.
Tú, ¿de que vives?
Trabajo en una asociación sin ánimo de lucro, donde ya trabajaba antes de en la PAH, y gano 1.400 euros al mes. Pago 900 de alquiler, más los gastos, más la guardería. Efectivamente llegamos con los dos sueldos pero tampoco da para mucho más, no nos sobre el dinero. No tenemos ni propiedades, ni fondos de inversión, ni dinero en Suiza, no tenemos nada. Y por eso se han inventado tantas cosas sobre mí.
Y para llegar a eso, han tenido que investigarte, ¿no? ¿te has sentido investigada?
Sí… y a mis hermanas que las siguen por Twitter todos los periodistas de Intereconomía, y a mi madre fue un tipo súper raro a su trabajo a hacerle de espía… situaciones que, por suerte, en la familia nos las hemos tomado a risa.
Tú hijo, ¿Cómo vive todo esto?
Todavía no se entera mucho porque es muy pequeño. El activismo no es una cosa que hacemos fuera de casa, forma parte de nuestra vida. Luca, de las primeras cosas que ha aprendido a decir es ‘Sí se puede’.