Crímenes

La investigación de un crimen en Vilariño que trajo consecuencias mortales para un cabo de la Guardia Civil

La investigación de un crimen en Vilariño que trajo consecuencias mortales para un cabo de la Guardia Civil
Todo lo que sucedió en Vilariño en el 34.
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Iker Jiménez considera que hay muchas personas que especulan con el éxito del true crime, la crónica negra que trae nuevos códigos a la hora de narrar. ‘Cuarto Milenio’ nos trae un caso concreto, poco conocido, que recibe el nombre de ‘Carambola mortal’.

Para contar esta historia hay que trasladarse hasta el pueblo de Vilariño, donde una mujer, en el año 34, se pasa toda una tarde buscando por el prado a una vaca que no encuentra. Al día siguiente, es hallado el cadáver del animal, pero también el de un hombre degollado y desfigurado.

El pánico se apodera del pueblo. Los vecinos creen que puede ser alguien del pueblo, pero en seguida se dan cuenta de que no falta nadie. Encuentra en sus bolsillos unos cartuchos de caza, sal, ajo y unos billetes de tren. Se expone el cadáver en la iglesia con el fin de resolver el enigma.

Nadie parece saber quién es el fallecido, hasta que alguien lo identifica. Se trata de un hombre de 63 años, un delincuente con antecedentes por robo, reyertas y amenazas. Pero los vecinos no se quedan tranquilos, pues no hay ni arma de crimen ni asesino señalado. Entonces ocurre algo inesperado.

Dos confidentes distintos le dan, tanto a la Policía como a la Guardia Civil, el mismo nombre. El señalado es un ladrón de ganado, un delincuente habitual de la zona. Cuando los agentes, por separado, van a detenerlo, se produce un momento de confusión debido a la oscuridad de la zona y hay varios disparos.

Se escuchan distintos gritos: “¡Alto a la Guardia Civil!” y “¡Alto a la Policía!”. Después, alguien señala que han matado al cabo. Hay otro fallecido y un herido. Al parecer, el tiroteo comenzó cuando un hombre soltó un tiro al aire con su escopeta tras el nacimiento de su hijo. En ese momento, el sospechoso desapareció, pero los vecinos del pueblo lo encontraron varios días después, lo maniataron y entregaron a las autoridades. Fue condenado a 26 años de cárcel.