Las expectativas sociales, el cuidado emocional y la organización familiar convierten estas fechas en un periodo de especial presión psicológica para muchas mujeres
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El mes de diciembre es estresante para la mayoría de la población, pero no afecta a todos por igual. Las mujeres siguen soportando el mayor peso de la organización navideña: el 78% reconoce sentirse sobrecargada durante estas fechas, una presión que se acentúa especialmente entre las madres.
A las obligaciones laborales se suman los festivales escolares, la gestión de vacaciones, las comidas familiares y la planificación de regalos y menús. Todo ello se añade a una realidad que persiste durante todo el año: las mujeres asumen el 64% de las tareas domésticas, incluso cuando trabajan fuera de casa.
Las mujeres asumen el 64% de las tareas domésticas, incluso cuando trabajan fuera de casa
La presión de "llegar a todo" en Navidad
“El estrés navideño tiene rostro de mujer”, explica José Antonio Galiani, psicólogo del Centro Galiani. Según el especialista, durante estas fechas se refuerza la expectativa social de que sean ellas quienes cuiden, anticipen conflictos, medien y sostengan el clima emocional de la familia.
Las ciudadanas consultadas reconocen sentirse “cargadas hasta los topes”. “Genera un poquito de ansiedad: comida, regalos, de todo”, comenta una mujer española. Muchas viven la Navidad como una cuenta atrás: desean que diciembre termine cuanto antes por el gasto económico y el esfuerzo que supone llegar a todo.
Reuniones familiares, desplazamientos constantes para ver a distintas ramas de la familia, compras presenciales con largas colas y una agenda social intensa hacen que no todo el mundo viva las fiestas con ilusión.
Repartir responsabilidades, la clave para reducir el estrés navideño
Más de la mitad de las mujeres afirma sentirse desbordada durante estas fechas. Las reuniones nocturnas alteran el descanso, los niños no tienen colegio y la conciliación se complica, generando un clima de cansancio acumulado.
Cuando una mujer ya no puede con todo, en muchos casos el relevo pasa a la siguiente generación, reproduciendo el mismo patrón. “El problema es estructural”, señala de nuevo Galiani, quien insiste en que la solución pasa por un cambio real en el reparto de responsabilidades.
“Si las Navidades se celebran en familia, toda la familia debe implicarse”, subraya el psicólogo. Compartir la organización, las tareas y la carga emocional no solo reduce el estrés, sino que permite vivir las fiestas de una forma más justa y saludable para todos.


