Un alcalde de un pueblo de Palencia se niega a poner un adoquín de la memoria en sus calles

El “stolpersteine” es en recuerdo de Antonio García Hevia, nacido en Hontoria de Cerrato, y asesinado en el campo de concentración de Mathausen
El alcalde ofrece colocarlo en el cementerio que está a las afueras del pueblo
Trincheras de la Guerra Civil española
PalenciaEl adoquín mide diez por diez centímetros, pero la historia que encierra es grande. En su superficie aparece grabado el nombre de Antonio García Hevia, nacido en 1898 en Hontoria de Cerrato (Palencia). Fue miembro de una familia de pastores.
De Antonio no queda ninguna fotografía. Anarquista, marchó joven a Huesca. Allí le alcanzó la Guerra Civil y después cruzó la frontera francesa. Pero la Segunda Guerra Mundial volvió a atraparlo: deportado por los nazis, murió en el campo de concentración de Gusen/Mauthausen en 1941. Francia notificó años después su fallecimiento al régimen franquista, pero el mensaje nunca llegó a su familia. Costumbre de la dictadura que no informaba del paradero de los fallecidos.
“La familia de Antonio nunca supo de su muerte”, lamenta Mariano Alfambra, marido de la sobrina nieta de Antonio y uno de los impulsores del homenaje.
Esta semana, cuando se cumple el 80 aniversario de los Juicios de Núremberg, se recuerda también a los casi 5.000 españoles asesinados en los campos nazis. En Europa, hay más de 100.000 adoquines de la memoria repartidos en más de veinte países. Se colocan en los sitios donde vivieron las víctimas. El alcalde de Hontoria de Cerrato del Partido Popular, Juan Antonio Abarquero, habló con nosotros pero no quiso hacer declaraciones a cámara. Dice que ofrece el cementerio para colocar el adoquín, pero los familiares de Mariano insisten que tiene que ser en cualquiera de sus calles tal y como marca el espíritu de la ley de Memoria Democrática y como nos señala Eduardo Ranz, abogado especialista en el tema. El alcalde, del Partido Popular, se opone a que el adoquín se instale en el casco urbano, algo que sí han permitido otros ayuntamientos del mismo partido, incluido Madrid.
Al final, algo que hubiera pasado más allá del pueblo totalmente desapercibido incluso a nivel provincial, como era la instalación de un adoquín, se ha convertido en noticia nacional por la negativa del alcalde a poner el “stolpersteine” (denominación internacional del adoquín de la memoria) en las calles de Hontoria de Cerrato. Qué diría Antonio García Hevia si levantara la cabeza al ver como los que ni los que aún habían nacido cuando el murió asesinado se niegan a poner un trozo de cemento de 10 por 10 centímetros con una inscripción metálica con su nombre en las calles de su propio pueblo.
