Cómo conducir con lluvia y evitar accidentes en otoño: trucos y consejos de la DGT
Condiciones en la que la distancia de frenado se alarga, y la visibilidad se reduce
Haz esto al arrancar el coche en frío si quieres evitar averías
Cuando las hojas caen y el cielo amenaza lluvia, la carretera a menudo se convierten en un escenario en el que basta un simple despiste momentáneo para que un paseo se transforme en susto. Según la DGT, “con lluvia la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce”. Y lo que parece una obviedad es en realidad la clave para afrontar los próximos meses con seguridad.
Reducir velocidad, mantener distancia y poner el coche a punto
El firme mojado tiene menos agarre y a ello hay que añadir que el riesgo de sufrir aquaplaning, que crece de forma significativa conforme aumenta la cantidad de agua en la calzada. La DGT advierte de que la diferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h y hacerlo con el piso mojado es de 32 metros más. Es decir, si se circula al ritmo habitual puede correrse un riesgo innecesario. Por eso, la recomendación es clara: reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad. La norma es clara, y dobla la distancia habitual que se debe mantener en circunstancias de conducción sobre superficie seca.
También es importante revisar los neumáticos, comprobar el dibujo y la presión correcta en las ruedas. Como señala otro de los comunicados de la DGT: “Los neumáticos deben estar en óptimas condiciones. De lo contrario, la posibilidad de sufrir aquaplaning aumenta”. Además, en condiciones de firme mojado es importante saber que la suavidad al maniobrar debe primar. Por esto, evitar pisar los pedales de acelerador o freno de forma brusca es una regla básica.
Visibilidad, luces y detenerse si es necesario
Una de las amenazas más silenciosas cuando llueve es la pérdida de visibilidad. La DGT subraya este hecho, afirmando que “la lluvia afecta a la visibilidad y a la adherencia de las carreteras, lo que hace que la conducción sea más peligrosa”. Por ello, en estas condiciones se deben activar las luces de cruce y las luces cortas durante el día. Además, asegúrate de que el limpiaparabrisas funciona correctamente y que la luneta térmica o el aire acondicionado eliminen el posible vaho que se acumule.
Y si la lluvia arrecia, para. Literalmente. Si la lluvia es tan intensa que no permite ver con claridad, hay que aparcar en una zona segura y esperar a que pase. Cruzar zonas inundadas, acelerones para escapar del chaparrón o trampas de hojas mojadas son tan peligrosas como parece. La DGT advierte que “cuando llueve, la falta de adherencia del vehículo al asfalto y la visibilidad reducida se convierten en los peligros más notorios”.
En definitiva, es importante tener presente que conducir bajo la lluvia exige algo más que precaución, exige anticipación. El Otoño impone nuevos estándares al volante: revisar neumáticos antes de salir, adaptar el ritmo al ambiente y no ignorar la visibilidad. Porque, como recuerda la DGT, la lluvia es el fenómeno atmosférico más frecuente y el que más problemas causa en la circulación.
Para volver sano y salvo a casa, bastaría con mantener tres simples pilares al conducir: velocidad moderada, distancia amplia y visibilidad garantizada. Solo con eso podemos llegar a marcar la diferencia entre terminar nuestra travesía sin novedades o vivir un momento de tensión. Conducir en otoño no es igual que en verano: la lluvia manda y respetarla es conducir con cabeza.
