Investigadores utilizan drones para monitorizar ballenas: les colocan un chip en tan solo un minuto
Seguirles la pista es una forma de estudiar sus comportamientos y salvaguardar sus vidas
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Investigadores del proyecto CETI, centrado en el estudio de cetáceos en la caribeña Dominica, han desarrollado un novedoso método para etiquetar ballenas usando drones. El objetivo es monitorizarlas para analizar su comportamiento y garantizar su supervivencia, con el fin último de avanzar en el descifre del "idioma" de estos animales, informa en el video Álvaro Berro.
El dron se acerca sigiloso al lomo de una ballena. Con solo un toquecito le pega un pequeño ordenador localizador que permite el seguimiento en tiempo real o diferido de los movimientos del cachalote. Aunque con objetivos diferentes, sería el sueño del capitán Ahab en su búsqueda de la ballena blanca Moby Dick.
Un método menos invasivo y dañino para el animal
"El método de etiquetado con drones 'tap and go' es una nueva forma de colocar un pequeño ordenador en el lomo de una ballena", explica David Gruber, investigador del proyecto CETI. "Solo necesitamos un piloto de drones que dirija el aparato. Una vez allí, simplemente tocamos suavemente el lomo de la ballena insertando el chip y el dron se va".
Los pequeños ordenadores recopilan datos sobre el comportamiento de las ballenas, la bioacústica y la profundidad de inmersión de estos cachalotes. Estudian la comunicación de los cetáceos utilizando estas tecnologías que, aseguran los científicos, no son invasivas, ya que el chip es muy pequeño para dañar al animal y el vuelo del dron tampoco lo molesta. "El marcado con drones no invade su espacio personal, como ocurre con métodos como el marcado con pértiga", insiste Gruber.
Los drones, adaptados para resistir el agua de mar, tardan de media un minuto y 15 segundos en colocar los dispositivos, con una tasa de éxito superior al 55 %. Con la pértiga se tardan cinco minutos y es mucho más complejo. Además, de esta forma es más rentable: los drones cuestan alrededor de 1300 dólares aunque necesiten un piloto profesional. El método pretende mejorar el etiquetado para hacer más eficiente la investigación sobre mamíferos marinos. Solo así se podrá comprender su comportamiento y apoyar la conservación marina.
