Una bola de fuego recorre los cielos de varias zonas de España: ¿cuál es su procedencia?
En un principio se aventuró que podría ser un bólido de las perseidas pero resultó tener un origen totalmente diferente
España asistirá a tres eclipses solares entre 2026 y 2028: es la primera vez que ocurre en más de un siglo
MurciaEl pasado domingo una bola de fuego iluminaba la noche del sureste peninsular. El bólido cruzó los cielos de Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia, donde explotó poniendo final a su viaje. Las redes sociales se han llenado de vídeos y las cabezas de quienes la vieron, de incertidumbre y preguntas.
En un primer momento y dada la época del año, marcada por la lluvia de estrellas de las Perseidas, muchos pensaron que se trataría de una enorme estrella fugaz. Pero el objeto ni era un meteorito ni tenía un origen natural, sino que sucedió con la reentrada a la atmósfera de la cuarta etapa del cohete Jielong-3, lanzado por China el pasado 8 de agosto.
Los restos del cohete se desintegraron sobre la península
De ello informaba José María Madiedo, astrofísico investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Mediante su perfil en la red social X (Twitter), aclaró el origen humano del bólido a la vez que reportaba que los restos del cohete chino habían entrado en la atmósfera a unos 29.000 km/h. Lo hicieron sobre el Océano Atlántico para sobrevolar posteriormente la Península Ibérica en dirección noreste y continuar hacia las Islas Baleares y el Mediterráneo.
La reentrada de la basura espacial ocurrió el 10 de agosto cerca de las 23:50 horas. La gran velocidad con la que caían los restos y el rozamiento con las partículas de aire de la atmósfera hicieron que se volvieran incandescente poco antes de desintegrarse. El llamativo rastro luminoso fue visible desde distintos puntos de la provincia de Almería, además de Albacete, Murcia y Alicante, según ha confirmado la Red de Investigación de Bólidos y Meteoritos (SPMN).
La estela fue visible en el cuadrante sureste
La bola de fuego artificial se inició a 118 kilómetros de altitud, aún cruzando el Atlántico y se pudo ver desde más de 600 kilómetros de distancia. Recorrió una distancia total en la atmósfera de unos 182 kilómetros hasta su explosión aún en el aire. Los fragmentos que hubieran sobrevivido a la brusca caída han caído con toda probabilidad en el mar Mediterráneo.
El destello fue seguido por varios observatorios astronómicos, como el de Calar Alto y el de La Hita. Ha sido grabada, además, por los detectores del proyecto SMART, un proyecto IAA-CSIC está dirigido también por Madiedo. Este tipo de episodios se registran cada vez con mayor frecuencia por la edad que está alcanzando los proyectos de investigación espacial del pasado. En marzo la reentrada de un Falcon 9 de SpaceX dejaba una estela luminosa en el cielo. La basura espacial se está convirtiendo en un problema que ya dificulta el lanzamiento de nuevas misiones.
