Las conchas deben quedarse en la playa: un estudio revela por qué llevárselas pone en riesgo el ecosistema
Parece un gesto inofensivo pero son millones los turistas que visitan alguna playa y a gran escala supone un problema
La playa sin mar: un lago en España que parece del Caribe y es perfecto para un plan diferente
San SebastiánLa gran mayoría de nosotros se ha llevado alguna vez una cocha o una caracola bonita de la playa. Parece un gesto inofensivo, pero somos millones los que acudimos cada año a algún arenal y nos llevamos lo que no deja de ser un pedacito de él. El resultado de todo esto, dice un estudio, se traduce en importantes daños en el medioambiente. Lo más recomendable es dejar de hacerlo, informan en el vídeo Sara Baos.
Las conchas protegen la playa y son clave para mantener el equilibrio marino. Las caracolas pueden ser aún el hogar de un pequeño animal. Pese a su importancia, la Universidad de Barcelona concluye que cada año desaparecen unas 10.000 toneladas de ellas por la acción humana, con las que podríamos llenar tres piscinas olímpicas.
Son fundamentales para el desarrollo de moluscos y previenen la erosión
Darse un baño, hacer castillos de arena y llevarse para casa todo tipo de souvenirs naturales. Niños y no tan niños que quieren conservar un precioso y gratuito recuerdo de sus vacaciones. "Cogemos cangrejos, piedras, conchas...", comenta a Noticias Cuatro una pequeña bañista. Es una de sus actividades favoritas en la playa pero, lo que parece ser algo divertido e inofensivo, deja una huella en la naturaleza.
"No dejan de ser casas de muchos animales", explica Xabier Lasaga, responsable del Aquarium de San Sebastián. Cuando se desintegran, además, tienen un complemento cálcico, lo que las hace "importantísimas para que los moluscos se desarrollen". Y por si fuera poco, sirven para dar consistencia a la arena porque con ellas, "la erosión es menor".
Un gesto inocente que se convierte en un problema
Algunos lo tienen claro. "Lo de la naturaleza se queda en la naturaleza", sostiene una bañista. Pero, a todas luces, otros muchos aún lo desconocen: cada año desaparecen unas 10.000 toneladas de conchas por la acción humana, con las que podríamos llenar tres piscinas olímpicas. La explicación radica en que "somos millones y millones de turistas los que viajamos", asegura Lasaga. "Aunque al niño le pueda hacer ilusión llevarse una concha es mejor dejarla donde está" y aprovechar para dar a los pequeños un aprendizaje en cuanto al respeto por el planeta.
El estudio se realizó en 2014 en la playa Larga de Salou, Tarragona. Documentó que, en apenas 30 años, la cantidad de conchas se había reducido a un tercio de la original. Mientras la cantidad de caracolas caía en picado, la de turistas aumentaba casi en paralelo. Se multiplicó por 2,7 en ese período.
Lo mejor que podemos hacer, dice el Lasaga, es "contemplar la belleza que tenemos y dejar las cosas en su sitio". Aunque parezca una paradoja, nuestro granito de arena está mejor puesto en la playa, perdido entre todos sus hermanos.
