Sociedad

Vivienda y precariedad laboral asfixian a la clase trabajadora: "Con dos empleos no llego a fin de mes, no vivo"

Vivienda y precariedad asfixian a la clase trabajadora: "con dos trabajos no llego a fin de mes, no vivo"
Los datos macroeconómicos no se notan en la realidad social. IMAGEN: M. Oliver, P. Gil y A. Murga.
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A CoruñaLos datos macroeconómicos de PIB y empleo han mejorado notablemente desde la pandemia. No obstante, la situación a pie de calle es muy distinta. Ese crecimiento no se está traduciendo en una mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, que sobrevive asfixiada por los precios de la vivienda. Este miércoles se ha dado a conocer el último informe de Cáritas sobre la precariedad que incluye datos alarmantes, informan en el vídeo M. Coira, M. Alcázar y C. Raymat.

Según la asociación, la desigualdad social sigue aumentando, sobre todo en Madrid. Alrededor de un 30% de las personas atendidas en comedores sociales son menores. Preocupa especialmente que los solicitantes de ayuda ya no son desempleados, sino que, al igual que los sin techo de Barajas, tienen uno o varios trabajos que ni siquiera les permiten pagar el alquiler.

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La vivienda sigue siendo el principal motivo del aumento de la desigualdad. Madrid es la comunidad autónoma donde más se dan estas diferencias. El año pasado, Cáritas atendió allí a 106.382 personas, de las cuales el 44% acudían por primera vez. Se trata sobre todo de familias monoparentales, familias numerosas y personas migrantes. El informe incluye un dato especialmente preocupante: el 30 % de las personas atendidas son menores de edad, lo que implica que hay muchos niños y niñas creciendo en ambientes de pobreza.

Es el caso de los hijos de Marga, coruñesa, uno de los cuales es enfermo de esquizofrenia. Ella espera en la cola del comedor social de la asociación 'Fonte da Vida'. Lo que más le urge, sin dudarlo, es que bajen los alquileres: "Es lo que más pesa. Vivo en un piso de alquiler y, si todo lo que cobramos es para la casa, ¿qué comemos?". Sobreviven gracias a que cobra el ingreso mínimo vital y la pensión de su hijo. Si no, no llegarían a fin de mes. Todos los días viene a este comedor a por alimento, "a las colas del hambre", se lamenta.

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Y es que la mejora de los datos económicos a nivel global no está llegando a quienes más lo necesitan. Lo nota Pablo Jorge, que regenta ese comedor 'Fonte da Vida' al que acude Marga. "El sábado tengo que dar ticket porque viene demasiada gente, unas 350 personas", asegura.

Entre los asistentes también se encuentra Sandro. Tiene 60 años y una vida muy complicada. "La mujer está en casa, muy mal, y tengo un niño discapacitado", relata. Él trabaja montando muebles con un contrato de inserción social que consiguió también gracias a Cáritas. De nuevo, la vivienda se lleva más de dos tercios de lo que cobra: "Mi sueldo es de 1.278 euros y pagábamos 800 de alquiler. Solo sobrevivo gracias a la asociación, que nos ayuda con 400 euros".

Pluriempleado para sobrevivir

En los últimos años la inflación ha crecido por encima de los salarios y, con el tiempo, saltan las alarmas: se multiplican las personas que trabajan simplemente para sobrevivir. Jordi es otro ejemplo: él también lo pasa mal para pagar el alquiler. No es solo la casa, "a parte hay otros gastos y llegamos justos, justos", afirma.

Necesita tener dos empleos de técnico sociosanitario porque, si no, no le llega. "De lunes a viernes en una empresa. Sábados, domingos y festivos en otra. No tengo vida, es un sacrificio enorme", asevera. Una existencia dura cada vez más común en un país que lucha por salir adelante mientras los indicadores macroeconómicos crecen cada año.