¿La inteligencia se hereda del padre o de la madre? Esto dicen los científicos

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Todo gira en torno a que existen unos “genes condicionados".Unsplash.
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MadridLos expertos llevan décadas estudiando la inteligencia, cómo se cultiva y también de quién se hereda. A medida que avanza la genética se aclaran muchas dudas al respecto. ¿La inteligencia se hereda del padre o de la madre? Los científicos tienen la respuesta y en Noticias Cuatro nos hemos hecho eco de sus últimas investigaciones.

Podría decirse que todo empezó en 1984 con un estudio llevado a cabo en la Universidad de Cambridge donde se afirmó que los genes relacionados con la inteligencia sólo los transmite uno de los progenitores y en este caso la responsable es la madre. Los investigadores comprobaron que ellas aportan más información para el desarrollo de las estructuras cerebrales asociadas con el pensamiento y las operaciones mentales.

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Esto se debe a que los genes relacionados con las capacidades cognitivas se ubican en el cromosoma X y las mujeres cuentan con dos cromosomas X, frente a un solo cromosoma X de los hombres. De este modo, la aportación doble materna incrementa las probabilidades de que los hijos hereden los genes relacionados con la inteligencia. A partir de este trabajo se fueron abriendo más líneas de investigación y una tras otras han ido reforzando tal afirmación: la madre es la que presenta la mayor parte de la carga genética relacionada con las habilidades cognitivas (la inteligencia, la toma de decisiones, el lenguaje y otras habilidades).

Todo gira en torno a que existen unos “genes condicionados”, que son unos componentes genéticos cuyo comportamiento varía en función de si provienen de la carga genética masculina o de la femenina. Esto significa que se activan en el hijo solamente si han sido heredados de la madre pero no se activan si proceden del padre. Una respuesta que también se da a la inversa en otro tipo de genes, activándose solo si proceden del padre.

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La influencia del coeficiente intelectual de la madre

Uno de los trabajos que ha seguido profundizando en todo esto es el llevado a cabo en Medical Research Council Social and Public Health Sciences Unit de Estados Unidos. Durante mucho tiempo se realizaron entrevistas anuales a 12.000 jóvenes con edades comprendidas entre los 13 y los 22 años. Tras analizar los datos se llegó a la conclusión de que el indicador que mejor predecía la inteligencia de cada sujeto era el coeficiente intelectual de la madre. A partir de aquí se empezó a demostrar que no se trata solo de la carga genética que se trasmite de madres a hijos sino de la relación que se establece entre ambos desde el momento del nacimiento.

El apego entre madre e hijo

La razón está en que las madres estimulan cada día a su bebé lo que repercute directamente en su desarrollo intelectual y cognitivo, que además presenta más avances cuanto mayor es la calidad de la estimulación materna. Por tanto, después de muchas otras investigaciones, se ha concluido que el apego es un responsable directo de la inteligencia futura, además de la citada carga genética.

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Incluso, en los niños ese apego repercute en un juego simbólico de mayor complejidad, mayor constancia y más tolerancia a la frustración. Las consecuencias positivas del apego en los niños no se quedan aquí pues a posteriori redunda en que confíen en sí mismos y sean capaces de afrontar los retos diarios, esforzarse y solucionar solos los problemas.

Condiciones para ser inteligente

La inteligencia en una persona le dota de “la habilidad de razonar, planear, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia”. Por tanto, para desarrollar todas estas capacidades, junto a la carga genética y el apego, deben darse ciertas condiciones mínimas.

Estas parten de la educación y la estimulación temprana, con una enseñanza de calidad, pero también influye la nutrición, porque una dieta que no sea equilibrada durante la infancia y la adolescencia impide el desarrollo cerebral necesario. A su vez, un entorno familiar estable y enriquecedor así como la interacción social con amigos, familiares y compañeros de clase afectan directamente a la inteligencia. Sin embargo, todo esto no es suficiente ya que son igual de imprescindibles tanto el acceso a los recursos (libros, juegos, tecnología…) como un ambiente que promueva el bienestar emocional y mental.