Los motivos por los que no deberías ir maquillada cuando viajes en avión

Un avión comercial estándar
Un avión comercial estándar.
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MadridViajar en avión, especialmente en trayectos largos, puede pasar factura a nuestra piel. Entre la presión en cabina, la baja humedad ambiental y los cambios hormonales derivados del jet lag, el equilibrio cutáneo se ve alterado más de lo que imaginamos. En este contexto, el maquillaje, lejos de ser un aliado, puede convertirse en un enemigo invisible. Dermatólogos, expertos en cosmética y tripulación de cabina coinciden en que volar sin maquillaje es una de las decisiones más inteligentes para preservar la salud de la piel.

Las 6 razones por las que deberías volar sin maquillar

  • El aire del avión reseca intensamente la piel: Dentro de una cabina presurizada, la humedad relativa oscila entre el 10% y el 20%, frente al 40%-60% que encontramos normalmente en interiores. Esta sequedad ambiental provoca una pérdida acelerada de agua en la epidermis. La piel se deshidrata más rápido, pierde luminosidad y tiende a irritarse. Si además llevamos maquillaje —especialmente bases pesadas o de larga duración—, se genera una barrera que impide que la piel respire y se reequilibre adecuadamente.
  • El maquillaje puede obstruir los poros y favorecer brotes de acné: El estrés oxidativo generado por los cambios de presión y oxigenación se ve agravado si la piel está cubierta con productos oclusivos. Esto puede favorecer la aparición de imperfecciones, puntos negros e incluso acné. La doctora Aurora Guerra, jefa de dermatología del Hospital Universitario 12 de Octubre, señala que “el maquillaje sobre una piel congestionada o deshidratada aumenta el riesgo de brotes, especialmente si se duerme con él durante el vuelo”.
  • Riesgo de reacción por cosméticos alterados: Los cambios de temperatura durante el embarque, desembarque o incluso al guardar el equipaje pueden modificar la estabilidad de algunos cosméticos. Texturas que se oxidan, conservantes que se alteran o fórmulas que pierden eficacia. El resultado puede ir desde una menor duración del maquillaje hasta la aparición de dermatitis de contacto en pieles sensibles.
  • Menor eficacia de productos hidratantes o protectores: Una piel maquillada no puede beneficiarse plenamente de tratamientos hidratantes, brumas o bálsamos labiales aplicados durante el vuelo. La oclusión de las capas externas impide que activos como el ácido hialurónico o la niacinamida penetren y ejerzan su función. Por ello, los expertos recomiendan viajar con el rostro limpio, aplicar una crema rica en ceramidas o humectantes y reaplicar durante el trayecto si es un vuelo de media o larga distancia.
  • El maquillaje se estropea más fácilmente en vuelo: Los contrastes de temperatura entre el interior del avión, la pista y el destino pueden hacer que el maquillaje se oxide, cuartee o pierda uniformidad. En vuelos largos, además, es frecuente tocarse la cara, dormir o apoyar la cabeza, lo que puede transferir el producto y provocar un acabado irregular, envejecido o sucio. 
  • La piel necesita respirar, especialmente en trayectos largos: Dormir con maquillaje es siempre una mala idea, pero en un avión lo es aún más. La piel, durante el descanso, realiza procesos esenciales de renovación celular. Si estos se ven bloqueados por capas de base, polvos o correctores, no solo se ralentiza la regeneración, sino que aumenta la inflamación cutánea. Por ello, si no es posible prescindir del maquillaje, se recomienda optar por fórmulas ligeras, no comedogénicas y retirarlas con una toallita micelar antes de dormir a bordo.
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De esta manera, en lugar de embadurnar tu cara con productos de maquillaje, es mejor adoptar otras prácticas mucho más generosas con el cutis. Por ejemplo, es positivo limpiarse la cara antes de embarcar, usando una crema limpiadora suave que no altere el pH. 

Además, como ya hemos dicho más arriba, se puede aprovechar el vuelo para aplicar una crema hidratante rica. El ácido hialurónico, la glicerina o el escualano vegetal son ideales para mantener la piel elástica. Para mantener la hidratación de la piel podemos usar brumas o aguas termales, pulverizándolas cada 2-3 horas para mantener la hidratación.

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Tampoco está de más llevar un bálsamo labial y crema de manos. Son las zonas que más sufren la sequedad del aire recirculado. Para cerrar las recomendaciones, también es buena idea llevar un protector para el propio avión. Y es que, a 10.000 metros, la radiación ultravioleta es mayor, y los ventanales de los aviones no filtran completamente los rayos UVA.