¿Por qué se comen torrijas en Semana Santa y cuál es el origen de esta tradición?

El origen de las torrijas se remonta a la época romana, aunque con el paso de los siglos la receta ha ido evolucionando hasta las que conocemos hoy en día
Las torrijas se crearon para poder aprovechar el pan duro que había en las casas y como un alimento muy económico para aportar energía
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MadridLas torrijas son uno de los dulces más típicos de la gastronomía española, en especial durante la Semana Santa. Este es un sencillo manjar que se elabora a base de pan, leche, huevo y azúcar y que ha perdurado a lo largo de los siglos. Se ha convertido en una tradición bastante arraigada en la cultura culinaria española. A continuación vamos a desvelar varias dudas como: por qué comemos torrijas en Semana Santa y cuál es el origen de este plato tan típico.
Los orígenes de la torrija
Las torrijas están asociadas a la Semana Santa en España, aunque sus orígenes se remontan a la Antigua Roma. De hecho, se puede ver una preparación parecida denominada “aliter dulcia” (otro plato dulce) en el recetario del siglo I “De re coquinaria” del gastrónomo romano Marco Gavio Apicio. Este postre consistía en remojar pan en leche y luego freírlo. Se considera que esta receta es la precursora de las torrijas que conocemos en la actualidad.
Durante la Edad Media, la receta de las torrijas se adaptó y consolidó en la península ibérica. Para hacerlas se utilizaba pan duro remojado en leche o vino, se utilizaba miel para endulzarlo y finalmente se freía. Con este plato, se podía aprovechar el pan sobrante para crear un alimento que fuera energético y saciante. En esta época, la conservación de alimentos era bastante limitada, por lo que freír el pan con aceite ayudaba a que se pudiera prolongar su vida útil.
En el siglo XIV, aparece en Francia la primera receta escrita de un predecesor de nuestras torrijas: las tostadas francesas. Estas tostadas eran rebozadas en huevo y fritas en aceite.
Este alimento comenzó a extenderse como una receta de aprovechamiento que daba utilidad a los trozos de pan sobrantes que quedaban duros y por tanto, incomibles. En el siglo XV, fue cuando la torrija (o torreja) aparece citada por primera vez como tal por Juan Del Encina, un autor, poeta y músico español en la época de los Reyes Católicos. Este postre aparece en un villancico donde los pastorcillos llevaban como ofrenda al portal de Belén “mil y muchos huevos para hacer torrejas”.
Por otro lado, también durante la Edad Media, se convirtieron en el postre por excelencia para entregar a las mujeres antes y después del parto. Se les llamaban “sopa de partera” y esto era debido a que era una alimento que se daba de comer a las mujeres que acababan de dar a luz durante esta época, ya que en ese momento se creía que dan pan, leche y huevos podía ayudar a las mujeres que habían parido recientemente a recuperar fuerzas de manera rápida.
Esta tradición de regalar torrijas a las mujeres que habían dado a luz llegó a estar tan arraigada en nuestro país que se pueden encontrar muchas referencias pictóricas en toda España.
¿Por qué se comen torrijas en Semana Santa?
Uno de los motivos es que durante la Cuaresma, un período de 40 días que precede a la Semana Santa, la tradición cristiana imponía que no se debía comer carne durante estos días. Esto llevaba al consumo de otros alimentos más sencillos y también a la necesidad de aprovechar al máximo los recursos disponibles como el pan duro que se podía acumular en los hogares. Las torrijas permitían reutilizar este pan y transformarlo en un rico dulce.
Hay quien dice que las primeras torrijas con la receta actual comenzaron a realizarlas las monjas, quienes buscaban aprovechar el pan duro al bañarlo en leche y miel. Hay otra teoría más mística, la cual recurre al simbolismo del pan y el vino. Estos son elementos centrales en la liturgia cristiana, los cuales representan tanto el cuerpo como la sangre de Cristo durante las eucaristías. Las torrijas, al ser elaboradas con pan, y en ciertas versiones, remojadas en vino, pudieron adquirir un significado simbólico profundo durante la Semana Santa al recordar el sacrificio de Jesús.
Cómo hacer unas buenas torrijas
Las torrijas al tener una historia de tantísimos años, han sufrido muchos cambios con variaciones para todos los gustos. La tradicional torrija de leche es la que se ha ganado el puesto de torrija auténtica entre todas las versiones modernas, pero de igual manera se debe destacar a las de vino y miel, las cuales hoy en día están más olvidadas.
Para poder elaborar una buena torrija de leche se debe utilizar un pan que tenga bastante miga para que ésta pueda empaparse bien de la leche infusionada con canela. Cuando se hayan empapado bien las rebanadas de pan con un buen grosor, se pasan al huevo batido. Este paso se debe hacer con cuidado para que no se rompan, hay que tener en cuenta que al absorber la leche, el pan va a quedar muy blando. Cuando se hayan rebozado con el huevo, se pasan al aceite caliente para que se frían durante un par de minutos, vigilando siempre que no se quemen. Después, se espolvorea una mezcla de azúcar con un poco de canela.
Si se hace cuando aún están calientes, se creará una especie de almíbar, por lo que se puede esperar un poco a que se atemperen un poco. Para servirlas, se puede hacer frías o calientes junto a una bolsa de helado de vainilla, por ejemplo o acompañarlas con frutas como fresa o plátano.

