Cae el régimen sirio tras una conquista exprés de las fuerzas rebeldes: Bashar al Assad huye del país

Los rebeldes sirios, cuya ofensiva empezó hace once días, han liberado este domingo la capital, Damasco
Los insurgentes ponen fin al régimen de la familia Assad, que ha permanecido en el poder durante 53 años
¿Cómo han conseguido las fuerzas rebeldes tomar Siria en tan poco tiempo y quién es su líder?
Once días han bastado a los rebeldes sirios, tras el rápido avance de este fin de semana, que llegó a provocar la salida del personal no esencial de la ONU, para acabar con el presidente del país, Bashar al Assad, quien ha permanecido en el poder durante 24 años, según informa Aurelio Megía. Por otra parte, la Unión Europea ha catalogado de "positivo" el fin de la "dictadura".
A primera hora de la mañana de este domingo, un grupo de insurgentes, vestidos de civiles, declaraban, en un mensaje a través de la televisión estatal, haber liberado la capital, Damasco. Un anuncio que daba paso a la euforia ciudadana en las calles. Horas antes, Al Assad había huido, en avión, junto a su familia.
Este domingo por la tarde se ha sabido que rumbo a Moscú puesto que las autoridades rusas les han concedido asilo político por motivos humanitarios. Mientras se encontraba en paradero desconocido, los habitantes no tardaron mucho en acercarse al palacio presidencial con el objetivo de llevarse algunos recuerdos.
Fragilidad militar al perder apoyo de Rusia e Irán
Al amanecer, en la capital, se han escuchado más disparos de celebración que de combates porque lo que queda del Gobierno sirio había pactado con los yihadistas que la rendición se llevaría a cabo sin violencia.
Esta mañana veíamos al primer ministro sirio, escoltado por las fuerzas rebeldes, abandonar su domicilio. Las instituciones del país permanecerán bajo su supervisión hasta que sean oficialmente entregadas a los nuevos dueños de Damasco.
La ofensiva de las fuerzas rebeldes comenzó hace once días desde el norte del país y, tan sólo tres jornadas después, tomaron el control de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria. Después cayeron las localidades de Hama, Homs y Deir al-Zour, esta última en el este.
La fragilidad del Ejército sirio ha quedado patente cuando no han estado sus aliados rusos, centrados en la guerra que mantienen con Ucrania, y sus socios iraníes, ahora más pendientes del conflicto en el Líbano.
Después de varias retiradas y derrotas en las líneas del frente, los soldados sirios han desertado y miles de ellos ya han escapado del país a través de la frontera libanesa.
La operación de los insurgentes ha sido imparable y las ciudades sirias han ido cayendo una tras otra con la misma facilidad con la que lo han hecho las estatuas que enaltecían a los dictadores de la familia Assad, padre e hijo, que hasta hoy gobernaron el país árabe con mano de hierro durante más de cinco décadas (53 años).
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