Europa y España han puesto en marcha el índice de reparabilidad
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¿Reparar o tirar? Esa es la cuestión que millones de consumidores se hacen cada vez que su móvil, ordenador portátil o tableta empieza a fallar. La respuesta, hasta ahora, ha dependido más de la suerte y del fabricante que de la información real. Pero eso está cambiando. Europa y España han puesto en marcha el índice de reparabilidad, una herramienta que promete devolver al consumidor el control sobre sus dispositivos… y su bolsillo.
Una nota del 1 al 10 que dice mucho
El índice de reparabilidad es una puntuación numérica de 1 a 10 que indica cuán fácil (o difícil) es reparar un dispositivo electrónico y podemos comprobarlo antes de comprarlo. Esta puntuación se calcula en función de varios factores: desde la disponibilidad de piezas de repuesto y manuales técnicos, hasta la facilidad de desmontaje y el precio de los componentes.
El objetivo es doble: reducir la obsolescencia prematura y fomentar una economía más circular. Este índice nació en Francia en 2021, y desde entonces ha inspirado a toda la Unión Europea. De hecho, a partir de junio de 2025, según estableció el Parlamento Europeo, todos los móviles y tabletas vendidos en la UE deberán llevar una etiqueta energética y de reparabilidad visible, al estilo de la que ya se usa en electrodomésticos. Esta etiqueta mostrará dos indicadores.
Por una parte, una escala de la A a la E sobre eficiencia energética. Además, también incluirá una puntuación del índice de reparabilidad, accesible también mediante un código QR vinculado a la base de datos pública EPREL (European Product Registry for Energy Labelling), donde el comprador puede consultar detalles como disponibilidad de baterías o duración media esperada.
¿Cómo se calcula el índice?
Según la metodología impulsada por la Comisión Europea, el índice se elabora a partir de cinco criterios principales:
- Documentación: si el fabricante ofrece manuales de reparación detallados.
- Facilidad de desmontaje: si el dispositivo se puede abrir sin herramientas propietarias.
- Disponibilidad de repuestos: cuántas piezas hay disponibles y durante cuánto tiempo.
- Precio de los repuestos: en comparación con el precio total del producto.
- Criterios específicos del producto: como actualizaciones de software o módulos de batería.
Cada criterio suma puntos hasta un total de 100, que luego se convierte en una nota sobre 10. Así, un producto con 8 o más puntos será considerado fácilmente reparable, mientras que uno por debajo de 4 probablemente no compense arreglarlo.

Este índice no es una simple curiosidad técnica. Conocer el índice de reparabilidad puede tener un impacto directo en tu bolsillo y en el planeta. Según estimaciones de la Comisión Europea, favorecer la reparación en lugar de la sustitución podría ahorrar hasta 8.000 millones de euros anuales a los consumidores europeos.
A nivel ambiental, se calcula que se evitarían 5 millones de toneladas de residuos electrónicos al año y se reducirían las emisiones de CO₂ en unos 2 millones de toneladas. Además, se crearían miles de empleos en servicios técnicos y talleres de reparación locales.
Un paso más cerca del consumo inteligente
La tecnología ha avanzado más rápido que la legislación durante décadas. Pero eso está empezando a cambiar. El índice de reparabilidad no solo ofrece información: empodera. Pone en manos del usuario una herramienta clara y objetiva para elegir mejor, gastar menos y contribuir a un consumo más responsable. Así que la próxima vez que vayas a comprar un dispositivo electrónico, fíjate bien en esa cifra entre 1 y 10. Puede que no lo parezca, pero ahí dentro hay más de lo que imaginas: tiempo, dinero… y futuro.


