Ahorro

Qué hacer con tu primer sueldo (o tus primeros 1.000 €): guía para novatos que quieren empezar a ahorrar

No se trata de ganar mucho, sino de saber gestionarlo
No se trata de ganar mucho, sino de saber gestionarloFreepik
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El momento en el que se cobra el primer sueldo es de lo más emocionante. Significa independencia, esfuerzo recompensado y muchas decisiones que tomar. Sin embargo, la mayoría de jóvenes y trabajadores que ingresan por primera vez 1.000 euros en su cuenta se enfrentan a un dilema: ¿gastarlos, ahorrarlos o planificar?

Es evidente que la educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente en España. De hecho, según el último estudio de la CNMV y el Banco de España sobre competencias financieras, un 46% de la población española no entiende conceptos básicos como la inflación o el interés compuesto. A consecuencia de esto, solo el 37% de los hogares menores de 35 años logra mantener un nivel de ahorro constante.

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Para evitar que el primer sueldo “vuele” en un fin de semana, conviene trazar un plan que sea una combinación entre ahorro, gestión responsable y que no deje de lado el disfrute.

Antes de gastar: diseñar un presupuesto realista

La primera lección de educación financiera es conocer en qué se gasta el dinero. Los expertos suelen recomendar la regla 50/30/20 que divide los ingresos en distintas categorías de la siguiente manera: un 50% es para necesidades básicas: alquiler, transporte, comida, suministros; un 30% para deseos, es decir ocio, compras o viajes; y un 20% para ahorro o inversión, aunque sean cantidades pequeñas lo importante es comenzar desde el primer sueldo.

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Un presupuesto no es una cárcel, es un camino a seguir. Gracias a él se pueden anticipar gastos y evitar caer en la trampa de gastar primero y ahorrar lo que sobra, que por norma general suele ser nada.

Reservar un fondo de emergencia

Con el primer suelo no se puede construir entero, pero sí que se puede empezar a levantar un colchón financiero. Los economistas recomiendan acumular entre 3 y 6 meses de gastos fijos.

Evitar endeudarse antes de tiempo

El acceso tan fácil que hay a la financiación rápida es uno de los riesgos más grandes para los jóvenes. Lo más preocupante es que un 34% de los menores de 30 años en España reconoce haber pedido algún tipo de crédito para cubrir gastos corrientes.

La recomendación es muy clara: no usar el crédito para cubrir gastos cotidianos como ropa, ocio o viajes. En caso de recurrir a una tarjeta de crédito, se debe procurar saldar siempre el 100% al final del mes para evitar intereses.

Disfrutar sí, pero con límites

Evidentemente ahorrar no quiere decir que no se pueda vivir. De hecho, el consumo es parte del ciclo económico y también de la motivación personal. La clave está en hacerlo con cabeza. Si se cobran 1.000 euros, es evidente que se pueden reservar, por ejemplo, 50 euros para darse un capricho más inmediato. Este pequeño gasto emocional va a contribuir a que se tenga la motivación para mantener la disciplina con el resto del presupuesto.

Usar la tecnología para controlar las finanzas

Hoy en día hay infinidad de aplicaciones gratuitas con las que se puede mantener controlado el presupuesto algunas, pero, también se puede recurrir a un método más tradicional como una hoja de cálculo e ir introduciendo los datos de manera manual.

Un consejo práctico es que cada semana se dediquen mínimo 10 minutos a revisar en qué se ha gastado el dinero esa semana para tomar conciencia de ello.

Empezar a invertir en uno mismo

Es cierto que con 1.000 euros uno no se puede lanzar a realizar una inversión a gran escala, pero sí que se puede invertir en formación, habilidades o herramientas que puedan ayudar al crecimiento personal y profesional.

Invertir en uno mismo es un tipo de gasto que genera un retorno a largo plazo, mucho más que cuando se gasta compulsivamente en ropa, tecnología o caprichos.

Poner el interés compuesto a trabajar cuanto antes

El interés compuesto es la herramienta más poderosa del ahorro a largo plazo: los intereses generan intereses, multiplicando el capital con el tiempo.

Un ejemplo muy simplificado sería apartar 100 euros al mes desde los 20 años, con una rentabilidad media del 5%, a los 40 años se tendrán más de 40.000 euros. Si se empieza a los 30, el resultado a los 40 será de apenas 15.000 euros.

La diferencia no es el dinero que se aporta, sino el tiempo que está generando intereses ese dinero. Por eso, cuánto antes se empiece mucho mejor.

Definir un objetivo para el dinero

El cerebro siempre necesita un para qué, y con el ahorro es igual. ¿Para qué se quiere ahorrar? Puede ser para viajar, independizarse, comprar un coche o una casa. Se recomienda que estos objetivos sean concretos, medibles, realistas y con una fecha límite.

Evitar los errores de principiante

Es muy común recibir el primer sueldo y gastarlo impulsivamente los primeros días del mes, no llevar ningún registro de gastos, pensar que 1.000 euros es muy poco para empezar a ahorrar o confundir “ahorrar” con “guardar lo que sobra”. El hábito del ahorro debe crearse desde el primer ingreso, sea la cantidad que sea.