El cierre de las nucleares se complica con la llegada de la inteligencia artificial: ¿por qué?

Cristina Montalvo analiza el resurgimiento de las energías nucleares. Cuatro
  • Ya está en marcha el proceso para intentar prorrogar la vida de la central nuclear de Almaraz

  • Sumar, socio del Gobierno, quiere el cierre de las nucleares, pero no parece fácil en un momento de dependencia energética.

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Ya está en marcha el proceso para intentar prorrogar la vida de la central nuclear de Almaraz. Las empresas ya han solicitado oficialmente que se cambie el calendario previsto de cierres y lo han hecho prescindiendo de condiciones.

En este documento con el que se pide alargar el funcionamiento de los dos reactores de Almaraz hasta 2030, cuando estaba previsto que uno se apagara en el 27 y otro un año después, no se menciona nada sobre una posible rebaja fiscal, que era la condición que hasta ahora habían puesto las empresas eléctricas dueñas de la central para mantenerla en marcha, que fuera rentable económicamente.

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Eliminar esta condición sirve para desbloquear este asunto porque el Gobierno ya había dicho que eso era una línea roja para la prórroga. Esa y otras dos: garantizar la seguridad de las centrales y del suministro eléctrico. Cristina Montalvo nos explica qué puede pasar ahora.

Y ahora... ¿Cuáles son los siguientes pasos?

Esa solicitud de mantener la central abierta se trasladará al Consejo de Seguridad Nacional para que emita un informe sobre si es posible desde el punto de vista de la seguridad atómica, algo que el sector ya da por hecho. A partir de ahí, el Gobierno valorará la continuidad. Pero, ojo, porque puede haber discrepancias. Sumar ya ha dicho que el calendario de cierres no se toca. En Extremadura, donde sí se ha realizado una rebaja fiscal para tratar de mantener la central abierta, se recuerda la importancia económica de esta instalación.

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Y todo esto, en un contexto de resurgimiento global de la energía nuclear...

Una vuelta a esta tecnología que está impulsada por el desarrollo de la inteligencia artificial y de la enorme necesidad de electricidad que requieren esos gigantescos centros de datos en los que se apoya. Las grandes tecnológicas ya se han puesto en marcha y llevan meses anunciando planes y acuerdos para construir reactores que les sirvan para abastecerse manteniendo unos niveles de descarbonización. Pero aquí hay un problema de desajuste temporal. Las necesidades de energía son para allá, del entorno de un par de años, y el plazo de construcción de los reactores se sitúa en los diez.