Ahorrar para el futuro de los hijos no significa manejar grandes cantidades, lo realmente importante es empezar cuanto antes y ser constante
¿Tus hijos reciben paga? Estrategias para enseñarles a ahorrar y usarla con cabeza
Una de las decisiones más importantes de la vida es tener hijos o no, pero también es una de las que más impacto tiene en la economía familiar. Desde pañales y guarderías hasta actividades extraescolares, universidad o apoyarles en su emancipación, el coste de criar a un hijo en España puede superar fácilmente los 120.000 euros hasta que cumplen la mayoría de edad, según estimaciones de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Muchas familias se preguntan cómo pueden asegurarse de que sus hijos puedan afrontar su futuro con tranquilidad financiera, sobre todo en un escenario de inflación persistente y salarios que no crecen al mismo ritmo. La realidad es que cuanto antes se comience a tener el hábito de ahorrar, mucho menor será el esfuerzo necesario. Un pequeño aporte mensual, bien planificado y con los productos financieros adecuados, puede transformarse en un colchón bastante significativo a lo largo de los años gracias al interés compuesto y a la constancia.
Ahorrar para los hijos no quiere decir que se tenga que acumular dinero por que sí, se les debe enseñar el valor de la planificación, del esfuerzo y de la gestión responsable del dinero. Empezar antes de que acabe 2025 puede ser el primer paso hacia un futuro más seguro para ellos y muchas menos preocupaciones para los padres. En este artículo, compartiremos cinco consejos prácticos para que se pueda comenzar a ahorrar ya mismo.
Empezar cuanto antes, aunque sea con cantidades pequeñas
La clave para construir un buen colchón económico para los hijos no está tanto en la cantidad inicial, sino en el tiempo. Si se ahorra desde que nacen, o incluso desde el embarazo, puede marcar la diferencia entre tener un fondo modesto o uno más sólido cuando llegue el momento de afrontar grandes gastos como los estudios, un máster o la entrada de una vivienda si necesitase ayuda.
El interés compuesto convierte incluso las pequeñas aportaciones regulares en una suma considerable cuando pasan los años. Si se ahorran 50 euros al mes durante 18 años puede superar los 10.000 euros, sin contar con los posibles rendimientos de la inversión.
Lo importante es comenzar cuanto antes, aunque sea una cantidad mínima. Muchos padres esperan a tener más margen en la economía familiar, pero la realidad es que nunca va a parecer el momento ideal: siempre hay facturas, imprevistos, ocio, vacaciones… Por eso, la mejor estrategia es automatizar el ahorro y tratarlo como un gasto fijo, igual que el alquiler o la luz.
Definir un objetivo y calcular cuánto se necesita ahorrar
Ahorrar por ahorrar puede ser muy útil, pero no es igual de efectivo que hacerlo con un propósito bien definido. El primer paso siempre va a ser decidir para qué se quiere que sirva ese dinero. Cada objetivo requiere un esfuerzo y un horizonte temporal diferentes.
Una vez que se fije el objetivo, ya sea para pagar la universidad, un máster o ayudar con el alquiler, conviene calcular cuánto se debería apartar cada mes. Si la meta son 20.000 euros en 15 años, basta con dividir esa cifra entre el número de meses para ver la cuota mensual, que en este caso serían 110 euros. Este ejercicio no solo da perspectiva, sino que evita frustraciones, ya que muchas veces pensamos que ahorrar grandes cantidades es imposible, pero si se descompone en pequeñas resulta mucho más sencillo.
Combinar ahorro e inversión a largo plazo
Guardar el dinero en una cuenta corriente aporta seguridad y liquidez, pero a largo plazo la inflación puede erosionar su valor. Por eso, los expertos recomiendan una estrategia mixta: mantener una parte en ahorro líquido, por si hay una emergencia o gasto más inmediato, y otra en productos de inversión a largo plazo. De esta manera, se puede aprovechar la rentabilidad del mercado sin poner en riesgo todo el capital.
La proporción va a depender mucho del perfil de cada familia. Quienes prefieren tener una máxima seguridad pueden inclinarse por mantener la mayor parte en cuentas de ahorro. Sin embargo, aquellos que tienen un margen de 10 o 15 años pueden destinar un porcentaje de ese ahorro a fondos diversificados, planes de inversión sistemática o productos a largo plazo que, aunque tengan cierto riesgo, suelen generar mejores rendimientos que dejar el dinero “parado” en una cuenta. Lo ideal es entender que ahorro e inversión pueden ir de la mano.
Los hijos deben involucrarse y aprender a gestionar el dinero
Ahorrar para los hijos no debe ser acumular dinero para ellos, es esencial enseñarles desde pequeños a valorar el esfuerzo y la importancia de la planificación financiera. Una forma muy útil es darles una paga semanal o mensual y enseñarles a distribuirla en distintas categorías. Suelen ser tres: una para gastar, otra para ahorrar y otra para compartir o donar.
Se pueden utilizar sistemas visuales como sobres o tarros, de esta manera ellos ven cómo su dinero aumenta. De esta manera, a la vez que se crea un colchón económico para ellos, también se les transmite hábitos financieros responsables que les ayudarán siempre.
Ajustar el presupuesto familiar y hacer del ahorro una prioridad
Muchas familias caen en la trampa de dejar el ahorro para el final del mes, con la idea de guardar lo que haya sobrado. El problema es que no suele sobrar nada. Por eso, lo que se recomienda es separar una cantidad de dinero fija en cuanto se cobre y se destine al ahorro. Puede ser un porcentaje de ingresos familiares, un 5% o un 10%, o si se prefiere, una cantidad concreta que se adapte a las posibilidades del hogar.
Lo fundamental es que sea un acto regular y se convierta en un hábito. Cualquier aportación, por pequeña que sea, puede transformarse en una cantidad considerable a largo plazo. A veces, ajustar el presupuesto familiar para priorizar este ahorro significa renunciar a ciertos gastos más superfluos, pero a la larga merece la pena.


