Factura de la luz

Cómo evitar el redondeo silencioso en tus facturas de luz y gas: detecta cargos innecesarios

Factura de la luz. EUROPA PRESS - Archivo
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La factura de la luz o el gas puede parecer un jeroglífico financiero, donde cada cifra, cada cargo regulado o cada impuesto necesitan de ciertos conocimientos para poder ser descifrados. Sin embargo, tras esa aparente dificultad también se ocultan ajustes que el consumidor apenas percibe, como el “redondeo” de importes y otros cargos legalmente permitidos que encarecen el recibo sin una explicación clara. Descifrar esos cargos y reclamar su ajuste puede convertirse en todo un ahorro.

El redondeo en la factura: una práctica tolerada (pero opaca)

El redondeo aparece en el documento oficial de manera casi imperceptible. No es un cargo abusivo, ni una astracanada contable: responde a lo que el Real Decreto 1623/2011 autoriza para el cálculo de pagos horarios, donde se usan decimales que luego se redondean legalmente a dos dígitos. Es decir, cada hora de consumo genera un cálculo fino en céntimos que después se redondea. Se realiza generalmente al céntimo más próximo, tanto por exceso como por defecto, en el cálculo de la base imponible.

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Sin embargo, la suma de esos redondeos, que puede ser al alza o a la baja, aunque habitualmente sea al alza, puede traducirse en varios céntimos extras por periodo de facturación que, en casas de consumo moderado o con discriminación horaria, podría traducirse en unos euros cada mes. Aunque no es una práctica ilegal, sí es un mecanismo poco transparente para el usuario. Además no hay forma de evitarlo, ya que se da por bueno en términos contables.

Cargos regulados y ajustes automáticos

Existen otros cargos en las facturas de suministros que a menudo pueden pasar desapercibidos. El primero es el mecanismo de ajuste o “tope del gas”, que se trata de una línea específica en la factura que grava el coste del mecanismo de excepción ibérica, opcional al mercado regulado. La CNMC obliga a su desglosado y permite compararlo directamente con precios PVPC mediante su comparador. Que aparezca un desajuste entre lo que pagas y lo recomendado puede ser motivo de reclamación.

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Otro concepto sería el del suplemento territorial. Algunas comunidades autonómicas añadieron en 2013 un suplemento a los peajes de acceso, vigente aún para ciertos usuarios. Aunque se sigue cobrando, su texto en factura suele estar mal referenciado y plantea dudas sobre su justificación.

Otro punto al que debemos prestar atención en nuestras facturas de luz y gas es a los códigos QR, ya que desde octubre de 2022 está regulado que las facturas deben incluir un enlace o QR que permita acceder al comparador de la CNMC. Su ausencia o mala localización es una irregularidad sancionable.

Detectar y reclamar cargos innecesarios

El objetivo no es tener un control paranoico sobre la factura, sino poder recuperar lo que no deberías pagar. Para ello debes seguir los siguientes pasos:

  1. Escanea la factura con “Entiende tu factura” de la CNMC: te ayuda a identificar concepto por concepto (potencia, energía, peajes, impuestos) y a comprobar si el precio aplicado es coherente.
  2. Utiliza el comparador de precios de mercado libre y regulado: el mismo sistema permite contrastar tu contrato PVPC o libre y detectar desviaciones o condiciones desfavorables.
  3. Revisa los conceptos adicionales: Fíjate si el ajuste del mecanismo de tope del gas está por encima de lo estimado, si se incluye un suplemento territorial obsoleto, se incluyen servicios adicionales o alquiler de equipo con precio desproporcionado o hay un redondeo acumulativo que va del céntimo al euro.
  4. Reclama si detectas anomalías: puedes hacerlo ante tu comercializadora y, si no responden, ante el defensor del cliente o la CNMC. De hecho, la CNMC ha sancionado eléctricas con más de 1,2 millones por omitir información en facturas.

En definitiva, el redondeo en las facturas de la luz y el gas no es ilegal, pero sí que es un elemento cargado de opacidad que, sumado a suplementos territoriales, ajustes del mercado eléctrico y otros cargos adicionales, puede inflar las facturas sin que el consumidor pueda entender la razón. Por fortuna, existen herramientas, como las de la CNMC que permiten detectar estas desviaciones y reclamarlas.

Lo importante no es obsesionarse, sino revisar conscientemente: cada céntimo erróneo identificado y corregido no solo engorda tu bolsillo, sino también añade transparencia a un mercado que debería ser controlado con mínimos accesibles y organizados. Un recibo claro es un derecho; y estos pasos te acercan a él.