Compartir una cuenta bancaria con familiares o pareja puede facilitar la gestión del dinero, pero también puede implicar riesgos si no se establecen límites claros
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Compartir una cuenta bancaria con una pareja o familiar puede hacer que la gestión de gastos comunes como pueden ser el alquiler, la hipoteca o los recibos del hogar sea mucho más sencilla. Esto es algo muy habitual en muchos hogares españoles, sobre todo entre parejas que conviven o padres e hijos que comparten responsabilidades económicas.
Sin embargo, a pesar de sus ventajas más que evidentes, también puede conllevar una serie de riesgos financieros y legales que no siempre son tenidos en cuenta hasta que aparece un conflicto. Ya sea un uso inadecuado de esa cuenta, una ruptura sentimental, un fallecimiento inesperado o una simple diferencia de criterios en cuanto al uso del dinero pueden derivar en problemas que no solo van a afectar a la economía personal, sino también a la relación.
Proteger el dinero cuando se comparte una cuenta es más que una medida de prudencia, es una necesidad. Por eso, conviene conocer a fondo cómo funcionan estas cuentas compartidas, qué precauciones se deben tomar antes de abrirlas y qué derechos y obligaciones se adquieren al compartirlas.
¿Qué es una cuenta conjunta y cómo funciona?
Una cuenta bancaria conjunta es aquella que pertenece a dos o más personas, permitiendo que todos los titulares realicen operaciones como depósitos, retiros y pagos. Existen distintas modalidades:
- Cotitularidad solidaria: cualquiera de los titulares puede operar de forma independiente.
- Cotitularidad mancomunada: se requiere la autorización de todos los titulares para realizar cualquier operación.
- Cotitularidad subordinada: los titulares tienen capacidades de decisión diferenciadas.
Es esencial entender que ser cotitular de una cuenta no implica necesariamente la propiedad del dinero que hay depositado en ella. La titularidad de los fondos debe estar claramente definida para evitar conflictos legales o fiscales.
Compartir una cuenta con hijos u otros familiares puede tener implicaciones fiscales significativas. La Agencia Tributaria española advierte que, aunque es legal, esta práctica puede considerarse una “donación encubierta” si no se demuestra claramente la titularidad de esos fondos. Esto puede derivar en sanciones o en la obligación de pagar impuestos adicionales.
Es fundamental mantener toda la documentación que respalde la propiedad de los fondos, y, en caso de ser necesario, formalizar contratos de préstamo o donación para evitar cualquier problema con Hacienda.
Estrategias para proteger el dinero en una cuenta compartida
Establecer un acuerdo por escrito
Aunque no es obligatorio, es muy recomendable firmar un acuerdo privado entre los titulares para evitar cualquier malentendido futuro. En este documento se puede establecer cuánto aporta cada persona, cómo se gestionan los gastos, y qué pasaría en caso de separación o fallecimiento.
Este tipo de acuerdos tienen validez legal si deben ser presentados ante un juzgado. Además, son ideales para aclarar expectativas y evitar tensiones innecesarias.
Mantener siempre una cuenta personal separada
Una de las estrategias más recomendadas por asesores financieros es mantener siempre una cuenta bancaria individual, además de la compartida. Esta cuenta personal sirve como una salvaguarda del patrimonio propio y garantiza un nivel mínimo de autonomía financiera.
Se recomienda que se utilice la cuenta compartida exclusivamente para gastos comunes, y que se mantengan los ahorros o ingresos personales en la cuenta individual. De esta manera, en caso de conflicto o ruptura, el dinero no estará comprometido.
Limitar el saldo o poner alertas
Otra táctica muy útil es establecer un límite máximo de saldo o restringir ciertas operaciones mediante notificaciones o alertas bancarias. Muchos bancos permiten activar avisos al móvil o al correo electrónico cuando se realiza cualquier movimiento. Esto ayuda a tener mayor transparencia, además de controlar los gastos.
Acordar quién paga qué
Repartir las responsabilidades de manera clara es algo fundamental. Si uno de los cotitulares se encarga de pagar ciertos recibos o compras, esto debe quedar registrado. También puede ser muy útil anotar en una hoja de cálculo o en una app de gastos compartidos quién ha pagado cada cosa.
Informar al banco de las condiciones
Aunque las entidades bancarias suelen tener normas generales para cuentas indistintas, se puede solicitar ciertas restricciones: por ejemplo, limitar transferencias por importe o requerir la firma conjunta para operaciones superiores a una cantidad determinada. Algunos bancos permiten configurar estos límites o condiciones de manera personalizada, lo cual es especialmente útil en cuentas compartidas entre personas que no son pareja.
Revisar el uso de la cuenta de manera periódica
Se aconseja establecer revisiones periódicas del estado de la cuenta. Puede ser una vez al mes o al trimestre, según el nivel de actividad. Lo importante es que las personas implicadas se sienten juntas y analicen los movimientos, cargos y transferencias efectuadas.
Prever qué hacer en caso de fallecimiento o incapacidad
La muerte de uno de los titulares puede provocar que la cuenta quede temporalmente bloqueada, sobre todo, en el caso de que no haya testamento o que no se haya previsto cómo se van a repartir los fondos.
Para evitar esto, se recomienda hablar con un notario y considerar incluir disposiciones en el testamento, como legar la parte correspondiente del dinero o designar beneficiarios concretos. También es fundamental estar al día con el Impuesto de Sucesiones, ya que la parte del fallecido debe tributar si pasa a los herederos.


