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El truco de los precios invisibles: así puedes evitar que te manipulen en las apps de comida

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Algunas apps de comida esconden “precios invisibles”Freepik
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Las aplicaciones de comida a domicilio se han convertido en una herramienta habitual para millones de personas. Sin embargo, detrás de la comodidad que ofrecen, se esconden estrategias de precios que pueden afectar a nuestro bolsillo sin darnos cuenta. A esta práctica se la conoce como el “truco de los precios invisibles” y supone la inclusión de costes ocultos que encarecen los pedidos sin que exista una justificación clara.

¿Qué son los precios invisibles?

Los precios invisibles son cargos adicionales que no se muestran de manera transparente durante el proceso de compra en las aplicaciones de comida. Estos pueden incluir comisiones por servicio, tarifas de entrega infladas o precios de los productos más altos que en cualquier establecimiento físico. El resultado es que el consumidor va a pagar más de lo que se espera, sin tener una explicación evidente.

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Estrategias comunes de manipulación de precios

Precios inflados en el menú digital

Uno de los métodos más extendidos es el ajuste artificial de los precios que los restaurantes realizan en las apps para compensar las comisiones que les cobran las plataformas. Esta subida puede oscilar entre el 20% y el 35% del valor de cada pedido, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Tarifas de servicio ambiguas y crecientes

En ciertas ocasiones, al precio del producto se suman comisiones etiquetadas como “tarifa de servicio”, “tarifa de gestión” o “costes de plataforma”. Estos cargos adicionales, que pueden variar entre el 5% y el 15% del pedido, no siempre están debidamente explicados en el desglose del precio y, en algunos casos, solo se muestran al final del proceso de compra.

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Lo preocupante es que estas tarifas no están reguladas, por lo que cada plataforma puede marcarlas a su criterio. En algunos casos, estas tarifas se aplican incluso cuando el pedido es recogido por el usuario en el local, lo que pone en evidencia que no están relacionadas necesariamente con la logística.

Promociones engañosas o con letra pequeña

Otra técnica muy común es el uso de promociones llamativas como los gastos de envío gratuitos o un 2x1, pero que en la práctica incluyen condiciones que encarecen el pedido total. A menudo, estas ofertas exigen un importe mínimo que puede obligar al usuario a pedir más de lo que necesita, o que están ligadas a productos con precios inflados.

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Además, algunos descuentos o cupones que parecen que se van a aplicar de manera automática, solo funcionan para ciertos restaurantes o en días concretos, lo que limita su utilidad real y puede inducir al error.

Costes de entrega opacos y variables

El precio del envío puede variar sin previo aviso dependiendo de factores como la distancia, la demanda en el momento del pedido o incluso las condiciones meteorológicas. La mayoría de las veces, el usuario no conoce estos factores ni tampoco cómo se calcula el coste, lo que hace complicado tomar decisiones informadas.

Tácticas de urgencia o presión psicológica

Las aplicaciones de comida también utilizan elementos de diseño y psicología del consumidor para conseguir fomentar la compra inmediata y reducir la reflexión crítica sobre los precios. Frases como “últimas unidades”, “pedido mínimo no alcanzado” o temporizadores que enseñan ofertas por tiempo limitado, están diseñadas para que el consumidor compre sin pensar y de manera impulsiva, sin que pueda comparar precios o se replantee su compra.

Precios dinámicos según el comportamiento del usuario

Esta es una tendencia emergente y hoy en día está poco regulada. Se trata de ajustar los precios en función del historial del cliente. Algunas aplicaciones analizan si el consumidor es un usuario frecuente, si se suele pedir siempre en una franja horaria o si no se comparan precios. Con esta información, adaptan sus tarifas o promociones en consecuencia.

Cómo protegerse de los precios invisibles

Las prácticas de los precios invisibles pueden llevar a que el usuario tenga una percepción distorsionada del valor real de los productos o servicios, afectando a su capacidad para tomar decisiones informadas.

  • Comparar precios: antes de realizar cualquier pedido, se deben verificar los precios directamente con el restaurante, ya sea a través de su página oficial, redes sociales o por teléfono. Esto va a permitir que se detecten posibles discrepancias.
  • Leer siempre la letra pequeña: se debe prestar atención a los detalles del pedido antes de confirmar la compra, incluyendo todos los gastos adicionales que se aplican.
  • Utilizar aplicaciones transparentes: algunas plataformas ofrecen modelos de negocio más claros y proporcionando información detallada sobre todos los gastos.
  • Fomentar el contacto directo: siempre que sea posible, es mejor realizar los pedidos directamente al restaurante. Esto no solo puede suponer un ahorro, sino que, a veces, también es un beneficio para el negocio.