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¿Funciona quitar los imanes del refrigerador para reducir su consumo energético?

Imanes en una nevera
Imanes en una neveraRedacción digital Cuatro
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MadridEn nuestra búsqueda constante por reducir los cada día mayores gastos domésticos que tenemos que afrontar, mejorando de paso la eficiencia energética, no es extraño encontrarse con recomendaciones de lo más variadas, e incluso a veces curiosas. Una de las teorías más extendidas en los últimos tiempos es la que afirma que quitar los imanes decorativos que pueblan las puertas de la mayoría de las neveras es un gesto que podría reducir significativamente su consumo eléctrico. Pero, ¿tiene esta afirmación una base científica o se trata tan solo de un mito sin mayor fundamento?

En primer lugar conviene fijarse en el origen de esta creencia, que no es otro que la idea intuitiva de que cualquier interferencia magnética podría afectar al rendimiento energético del electrodoméstico. Sin embargo, esta creencia no cuenta con ningún tipo de respaldo científico sólido. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha investigado este supuesto en diversas ocasiones, llegando siempre a la misma conclusión: los imanes decorativos tienen un efecto absolutamente insignificante en el consumo eléctrico de la nevera.

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Por otra parte, las marcas más importantes del sector, como Bosch y LG, también han intervenido para despejar dudas. En declaraciones recientes, han afirmado de manera categórica que los imanes no tienen ninguna influencia sobre el consumo energético, ni tampoco sobre la eficiencia del refrigerador. El único efecto potencial, según estos fabricantes, es que un exceso significativo de imanes podría aumentar ligeramente el peso de la puerta, pudiendo potencialmente, y con el tiempo, afectar al desgaste de las bisagras, pero sin mayor incidencia en el consumo eléctrico del dispositivo.

Cómo afecta realmente al consumo energético una nevera

Los frigoríficos son electrodomésticos que consumen energía de manera constante, ya que su funcionamiento implica mantener una temperatura interna estable. Por ello, cualquier medida efectiva para reducir el consumo energético debe estar orientada a mejorar la eficiencia del aparato en sí mismo, más allá de adornos externos como los imanes.

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Las recomendaciones reales y prácticas para reducir el consumo eléctrico del frigorífico incluyen:

  • Mantener una temperatura adecuada: lo ideal es entre 4 y 5 grados Celsius para la nevera y entre -18 y -20 grados para el congelador.
  • Evitar abrir la puerta con frecuencia: cada vez que abrimos la puerta del refrigerador, el aire frío escapa y obliga al motor a trabajar más para recuperar la temperatura.
  • Asegurarse de que tenga una buena ventilación: un frigorífico debe estar colocado en un espacio que permita una adecuada ventilación, evitando lugares muy cálidos o cerca de fuentes de calor como hornos o calefactores.

Distintos expertos en eficiencia energética como los consultados por la revista Energías Renovables coinciden en que centrarse en eliminar imanes de la nevera distrae la atención de las medidas verdaderamente efectivas. Según estos especialistas, invertir en electrodomésticos con clasificación energética alta (A++ o superior), revisar periódicamente el estado de las gomas y juntas, o mantener una limpieza regular del condensador posterior, ofrece resultados reales y tangibles en términos de ahorro energético.

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En definitiva, el hecho de quitar los imanes decorativos del refrigerador no contribuye en absoluto a reducir su consumo energético de manera relevante. Se trata de un mito que, pese a su popularidad en redes sociales y su peso en el saber popular, carece de cualquier tipo de fundamento científico o práctico. La eficiencia energética real en refrigeradores se logra mediante buenas prácticas de mantenimiento y uso adecuado, no a través de cambios decorativos menores como la eliminación de imanes.

Hacer que la puerta de la nevera rebose de los imanes más horteras que encontremos seguirá siendo una elección que dependerá completamente de una cuestión estética o personal, pero desde luego no económica ni medioambiental.