¿Se agacharía a por una moneda de 1 o 2 céntimos?: el debate sobre su desaparición sigue abierto en Europa
El 61 % de los encuestados se muestra a favor de la supresión de las monedas de 1 y 2 céntimos
En España el porcentaje desciende al 47% y hay varios países que ya las han retirado de la circulación
Su fabricación cuesta más que lo que valen en sí y, además, tienden a ser acumuladas en casa
La gran mayoría de los europeos respalda el euro pero, según la última encuesta del Eurobarómetro de la Comisión Europea, seis de cada diez estaría a favor de la desaparición de los céntimos. En España el porcentaje es bastante menor y eso que, según informa Daniel Berbel en el vídeo, muchos reconocen que ni siquiera se achacan cuando ven un céntimo tirado en el suelo.
Según la última encuesta del Eurobarómetro de la Comisión Europea, el apoyo de los ciudadanos europeos al euro sigue siendo mayoritario. Según el sondeo, el 79% de los encuestados creen que el euro es positivo para la Unión Europea y, una gran mayoría, el 71%, también cree que es bueno para su propio país.
La encuesta también recoge la opinión de los europeos sobre cuestiones relacionadas con las monedas y los billetes de euro. De ella se desprende que el 61% de los encuestados se muestra a favor de la desaparición de las monedas de 1 y 2 céntimos de euro. Una opinión respaldada mayoritariamente en todos los estados miembros excepto en tres: España, Chipre y Grecia. En nuestro país solo el 47% defiende su supresión.
En Noticias Cuatro hemos querido recoger la opinión de la calle: ¿se agacharían a coger una moneda de 1 o 2 céntimos que se encuentran en el suelo? La gran mayoría dice que no la cogería, pero algunos responden contundentes, “yo sí me agacho, y moneda que vea, moneda que me agacho”.
En general, pocos se agacharían a recoger semejante tesoro, lo que nos da una idea de lo que nos importan estas monedas de color bronce. “Abultan un montón y no sirven para nada”, dice un ciudadano, “la verdad es que no valen de mucho, para llenarte los bolsillos”.
Hay dos países de la zona euro, Países Bajos y Finlandia, donde se ha eliminado su circulación.
Su fabricación cuesta más que lo que valen en sí y, además, tienden a ser acumuladas en casa, por lo que el debate sobre su retirada sigue abierto en la Unión Europea.
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