José Antonio decide ir a hablar con unos buscadores de oro pero ellos no hablan francés, ni inglés ni mucho menos español, así que no puede comunicarse con ellos. A su vuelta, el aventurero es atacado por unas pequeñas y rojas hormigas, son muy peligrosas, le advierten. Le entran por todas partes, por las botas, por los calcetines, la camiseta… Y lo pasa realmente mal porque le empiezan a picar el cuerpo.