El hecho de que el coche de sus dos primeras víctimas no haya aparecido lleva a los analistas a pensar que el torturador elegía a sus víctimas al azar. Según los agentes, atacaba a los conductores que paraban en la carretera para socorrerle.
El hecho de que el coche de sus dos primeras víctimas no haya aparecido lleva a los analistas a pensar que el torturador elegía a sus víctimas al azar. Según los agentes, atacaba a los conductores que paraban en la carretera para socorrerle.