En ocasiones, la realidad supera a la ficción. Esta frase se vuelve más cierta que nunca si piensan en el último invento de Jinha Lee, un ordenador en 3D. Gracias al ingenio de este investigador, en un futuro será posible toca el interior de los ordenadores e incluso pasar las páginas de los documentos del mismo modo que se pasan las páginas de un libro.
"El único límite es la imaginación". Esta es la premisa bajo la que trabaja Jinha Lee y quién sabe si, tras ver los ordenadores de la película 'Minority Report', su imaginación echaría a volar a un mundo donde los ordenadores en tres dimensiones son posibles. Y no solo posibles sino que, según su creador, estas máquinas se masificarán.
El sistema consiste en una pantalla transparente LED con cámaras incorporadas que detectan los gestos del usuario y los movimientos de sus ojos. Para su puesta en funcionamiento, Jinha Lee ha trabajado con Microsoft en el SpaceTop 3D. Este invento convertiría la informática en algo "mucho más intuitivo" que posibilita que las personas interactúen con las máquinas del mismo modo que lo hacen como ya lo hacen con otros objetos cotidianos, tal y como asegura su creador.
Jinha Lee quiso dar un salto más en el mundo tecnológico y traspasar lo que él considera una necesidad humana, la interacción con las cosas, a los ordenadores. "La memoria espacial, donde el cuerpo intuitivamente recuerda dónde están las cosas, es una habilidad muy humana", dijo. Traducir esto a lo digital facilitará a los usuarios el manejo de los ordenadores, aunque para las más complejas sí será necesaria una pantalla táctil, que también está incluída en este invento.
El objetivo final de Jihna Lee, graduado del Instituto Tecnológico de Massachusetts, es fusionar el mundo físico con el digital. Actualmente, este investigaor tiene dos proyectos en marcha: una bola flotante que podría ser utilizada en los colegios para explicar el movimiento planetario y una aplicación de realidad aumentada con la que, con la ayuda de un etléfono de realidad virtual, los usurios podrán probarse las prendas de cualquier tienda.