Un hombre sin hogar le preguntó la hora y cuatro años después formaron una familia

Noticias Cuatro 11/02/2018 14:49

En un viaje a Ámsterdam, Amy Abrahamson, de 30 años, estaba sentada en un banco de Leidseplein esperando a una amiga cuando un hombre se sentó a su lado y le preguntó la hora. Tenían un gran reloj enfrente y mirándolo, Amy le contestó que eran las siete menos diez.

Instantáneamente, se fijó un poco más en la persona que tenía al lado y descubrió que tenía la ropa sucia, la barba y el pelo desaliñados y que llevaba un maletín muy antiguo. Era un hombre sin hogar.

Comenzaron a hablar y él la hizo reír varias veces: “No pude evitar notar que, a pesar de su apariencia, era guapo, alto y tenía los ojos marrones más grandes que jamás haya visto”, explica Amy.

Cuando llegó el amigo de Amy, el hombre llamado Vic se levantó, señaló el banco y dijo: “Sábado, a las tres, mismo banco”, y se marchó.

El sábado, la joven se sentó en el banco a la hora acordada y Vic apareció veinte minutos más tarde, alegando que no creía que ella fuera a aparecer. Tras recorrer juntos las calles del centro de Ámsterdam, se conocieron mucho mejor y Vic le contó su historia.

“Descubrí que nació en Polonia pero creció en Canadá, tenía 25 años y que vivía en Vondelpark. Después de trabajar como camionero en Canadá, decidió viajar por Europa. Cuando se le acabó el dinero, no vio otra opción que vivir en las calles. Vic era la persona más divertida, feliz y optimista que había conocido. Tenía una lujuria por la vida que era hipnótica y contagiosa”, explica Amy a Daily Mail.

Antes de que Amy tuviera que regresar a Viena, quedaron tres veces más y ella le dio su número de teléfono para que pudiera contactar con ella.

Casi un mes después de volver a Viena, Vic la llamó y le comentó que estaba allí, que había trabajado un poco para comprar un billete de tren para ir a verla. A los dos años, la pareja se casó y dos años después de la boda, tuvieron a sus dos hijas, que son gemelas.

No obstante, según informa Daily Mail, la vida juntos no fue nada fácil, pues Vic era alcohólico y Amy perdió a dos de sus mejores amigos porque no aceptaban su relación. Afortunadamente, Vic dejó el alcohol y comenzó a estudiar ingeniería mecánica.

“Algunas personas creen que he ‘salvado’ a Vic, pero yo creo que es al revés. Él me mostró que no necesita mucho para ser feliz y me hace reír todos los días. En los doce años que llevamos juntos, me he vuelto más tranquila, tolerante y tengo un mejor sentido del humor. Y es todo gracias a él. También me ha abierto los ojos a las vidas de las personas sin hogar, un mundo que yo siempre había decidido ignorar. Solía pensar que las personas sin hogar se merecían esa situación, pero ahora sé que quedarse sin hogar es un destino que podría suceder a cualquiera. Vic me dijo que yo fui la primera persona que creía en él y eso es todo lo que se necesita para cambiar el mundo de alguien”.

Ahora, Amy ha publicado una novela titulada "Cómo enamorarse de un hombre que vive en un arbusto", en la que cuenta su historia.