Vecinos de Vícar se lanzan contra Ana Julia al culminar los registros al grito de "asesina"

Noticias Cuatro / Agencias 12/03/2018 16:12

La Guardia Civil ha concluido los registros efectuados en presencia de Ana Julia Quezada en la búsqueda de más pruebas incriminatorias que permitan reconstruir qué paso con Gabriel Cruz.

Detenida como presunta asesina del pequeño de ocho años, los agentes iniciaban las inspecciones en la finca de la pedanía de Rodalquilar, en Níjar, Almería. donde pudo ocultar al pequeño. Aquí se desplazó también la comitiva judicial, encabezada por el juez instructor de la causa, el magistrado Rafael Soriano, quien ha decretado el secreto de las actuaciones.

Las pesquisas efectuadas pretenden esclarecer y determinar si Gabriel, cuyo rastro se perdió el pasado día 27 en Las Hortichuelas, permaneció oculto en el interior de un pozo o aljibe hasta que la única sospechosa por el momento decidió el traslado de su cuerpo sin vida hasta el municipio de Vícar.

La finca, sometida a registro poco despues de conocerse el informe preliminar de autopsia, el cual ha revelado que Gabriel falleció "por estrangulamiento" el mismo día de su desaparición, está vinculada a la familia del padre del menor y había estado en régimen de alquiler, si bien "desde hace dos meses" no tenía arrendatario. La zona, situada a unos cinco kilómetros del punto donde se perdió el rastro del menor, habría sido objeto de investigación días antes del fatal desenlace

VECINOS DE VÍCAR SE ABALANZAN CONTRA ELLA

Finalizada la inspección en Rodalquilar, los agentes se han desplazado con Ana Julia hasta la vivienda de Vícar donde vivía con su pareja, el padre de Gabriel, Ángel Cruz.

Vestida con una sudadera roja con capucha, cabizbaja y sin mencionar palabra, llegaba al lugar del que horas más tarde saldría para recibir un estruendo cargado de la rabia, el dolor y la indignación de los vecinos de la localidad almeriense.

Entre girtos de "¡asesina!", Ana Julia salía del domicilio escoltada por agentes de la Guardia Civil que tuvieron que intervenir para controlar a algunos de los presentes, pues fueron varios los vecinos que intentaron nada más verla abalanzarse contra ella.

No obstante, las autoridades la metieron rápidamente en el vehículo que la trasladaría a la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, donde pasará su segunda noche en los calabozos.

INVESTIGACIÓN PARALELA EN BURGOS POR LA MUERTE DE SU HIJA

Por otro lado, la Policía investiga desde la detención este domingo de Ana Julia Quezada, de origen dominicano, el fallecimiento el 10 de marzo de 1996 de su primera hija, Ridelca Josefina, nacida el 22 de agosto de 1991, han informado fuentes conocedoras de la investigación.

La Comisaría Provincial de Burgos de la Policía abrió ese mismo 10 de marzo de 1996 un atestado por el fallecimiento de la niña, que se archivó por un juez. La niña nació en República Dominicana y era hija de Santiago Gil y de Ana Julia Quezada, que residió en Burgos antes de trasladarse a Almería. En esta segunda provincia tuvo un noviazgo antes de conocer hace poco más de un año a Ángel, el padre de Gabriel.

Según la información del atestado policial abierto en Burgos en 1996, la muerte de esta otra niña de cuatro años ocurrió en el domicilio sito en la calle Camino Casa la Vega, 41, en Burgos, donde residía el matrimonio con dos hijas de Ana Julia. La otra menor tenía entonces dos años.

El cuerpo de su hija de cuatro años fue localizado en el patio interior del piso primero. El padre adoptivo y por entonces pareja de Ana Julia entró en la habitación de las menores y comprobó que Ridelca Josefina no se encontraba en la cama, dirigiéndose a una habitación contigua destinada a cuarto de recreo de las niñas.

Fue desde este cuarto donde vio que la ventana de doble hoja estaba abierta y que su hija adoptiva estaba tendida en el suelo del patio interior del primer piso. Según ha sabido Europa Press de fuentes de la investigación, la Policía no abrió otro atestado después de este del 10 de marzo de 1996, concluyendo que la muerte había sido accidental y no se apreciaban indicios de criminalidad.