El 'falso monje Shaolín' reconoce que golpeó y asesinó a sus víctimas

Noticias Cuatro/Agencias 17/04/2015 18:34

Puesto en pie, Aguilar ha respondido a las preguntas del Ministerio Fiscal, con escuetas afirmaciones y gestos de cabeza. De esta forma, se ha mostrado de acuerdo con el reconocimiento de ambos asesinatos. Aguilar no ha respondido a las preguntas del resto de acusaciones.

Las acusaciones, a excepción de la Fiscalía, han denunciado que el reconocimiento ahora de los crímenes es una "estrategia" y una "jugarreta judicial" para tratar de rebajar los años de condena y han destacado que no ha habido, en ningún momento, arrepentimiento o intención de indemnizar a las familias de las víctimas.

Esta última afirmación ha sido negada por el procesado, que ha asegurado que no pudo pagarlas porque sus bienes estaban embargados y ha indicado que le consta que ha habido negociaciones para llegar a un acuerdo, pero las otras partes han rechazado esta posibilidad.

Cómo asesinó a las dos mujeres

El fiscal le ha interrogado sobre los hechos recogidos en su escrito, que ha admitido el acusado. De esta manera, ha reconocido que a las 3.00 horas del 25 de mayo de 2013, se encontraba en el interior de su vehículo, un Mitsubishi, en la calle General Concha de Bilbao cuando apareció Jenny Rebollo, a la que ha dicho no conocer con anterioridad.

Posteriormente, ambos se dirigieron al gimnasio que éste regentaba, ubicado en la calle Máximo Aguirre, y allí maniató a la mujer y la agredió, con puñetazos y patadas, hasta matarla.

También ha admitido que, sobre las seis de la mañana del 2 de junio del mismo año, abordó a Maureen Ada Otuya, y se dirigieron al gimnasio con intención de mantener relaciones sexuales.

La mujer intentó huir y, entonces, el imputado la devolvió al interior del local. Posteriormente, tras atarla por las muñecas y el cuello, la golpeó y la estranguló con una soga y bridas hasta acabar con su vida.

Se hizo fotografías con el cadáver

Jorge García Gasco, que representa a la familia de Yenny Rebollo, ha destacado que Juan Carlos Aguilar es profesor de artes marciales y se valió de su "superioridad física" para cometer el crimen. Además, ha recordado que ésta se encontraba en estado de embriaguez y maniatada. "No tuvo manera alguna de defenderse", ha aseverado.

Asimismo, ha subrayado que el acusado "se hizo fotografías con el cadáver", lo diseccionó y, después, desarrolló su actividad "con normalidad, sabiendo que tenía el cuerpo descuartizado y dividido entre el gimnasio y su casa".

Por ello, ha afirmado que estas circunstancias "sumamente horribles y deleznables, no pueden suponer condenas sólo de 15 años", sino que se tienen que imponer "necesariamente 20 años de prisión". Además, ha asegurado que Aguilar "disfrutaba con lo que estaba haciendo".

"Le gustaba", ha apuntado, para recordar que "se hizo fotografías con el cuerpo" de Rebollo. "Utilizó a su exnovia, la sentó en una silla con una venda (en los ojos), cogió el cuerpo de Yenny, no sabemos si vivo o muerto, y se hizo fotos", ha añadido.

Por su parte, José Miguel Fernández López de Uralde, en representación de la familia de la nigeriana de 29 años, Ada Otuya, ha recordado que la familia de la víctima no ha podido estar en la vista oral porque "es pobre y le faltan recursos económicos".

Tras señalar que el 'falso monje Shaolín' no sólo no se ha arrepentido, ha recordado que ha puesto "zancadillas" a la investigación judicial y no ha reconocido "el secuestro" de Otuya, que, según ha apuntado, estuvo retenida en el gimnasio durante 12 horas, tiempo en el que fue golpeada "salvajemente" y atada por el cuello con "bridas y cuerdas" para asesinarla.

Además, ha afirmado que no la mató de una manera "rápida e indolora", sino que "se ensañó con ella" con el fin "provocarle la muerte de manera dolorosa y angustiosa". De hecho, ha destacado que, en un momento en el que la joven logró escaparse y llegar hasta la puerta, el agresor la volvió a "arrastrar" al interior del habitáculo en el que la tenía encerrada. Los gritos alertaron a una vecina que avisó a la Ertzaintza, que procedió a la detención de Aguilar.

Por su parte, Maite Iturrate, en nombre de Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular, ha destacado "los delitos atroces" cometidos contra las víctimas por "el hecho exclusivo de ser mujer" con "el agravante de que se encontraban en situación de desamparo" económico y, en el caso de Yenny Rebollo, con "problemas añadidos como el del alcohol".

Piden entre 40 y 45 años de cárcel

La Fiscalía solicita 20 años por cada uno de los delitos de asesinato con alevosía, y el pago a los familiares de las víctimas de un total de 286.000 euros. En concreto, reclama indemnización de 100.000 euros para el Aymar Martínez Rebollo, el hijo de Yenny, otros 100.000 euros para el padre Santiago Rebollo Tuirán, y 9.800 para la madre, Benicia Rebollo Jaraba. Además, exige 77.000 euros para Godspower Otuya, padre de Ada.

Por su parte, la acusación popular, ejercida por Clara Campoamor, pide que se imponga a Aguilar 20 años de cárcel por el asesinato con alevosía de Yenny Sofía Rebollo y 25 por el de Maureen Ada Otuya con las agravantes de alevosía y ensañamiento. En el caso de la primera, no ha solicitado pena por ensañamiento al desconocerse buena parte de las circunstancias en las que se produjo el crimen, ya que el cuerpo había sido descuartizado, y algunos restos los habría tirado el autor de los hechos a la Ría.

Un abogado de la Asociación Clara Campoamor también representa a la familia de Ada Otuya. El letrado de la acusación particular reclama 25 años de prisión por asesinato con alevosía y ensañamiento, y el pago de 252.000 euros para los padres y los hermanos de la joven nigeriana.

La defensa de la familia de Yenny Rebollo solicita 20 años de cárcel por asesinato agravado con alevosía y una indemnización de un total de 212.000 euros para el hijo, el padre y la madre de la víctima (100.000 para Aymar Rebollo, 100.000 para Santiago Rebollo Tuirán y 12.000 para Benicia Rebollo), según los escritos de acusación a los que ha tenido acceso Europa Press.