Los bomberos no han dejado de trabajar en la planta petroquímica de Tarragona, que ha quedado arrasada como un amasijo de hierros. La investigación se centrará en saber por qué explotó el tanque y si la empresa cumplió con los protocolos de seguridad.
Los bomberos están asegurando las pocas estructuras que han quedado en pie. Hoy se retirarán las setenta toneladas de óxido de propileno que todavía quedan en el interior. Después será el momento de investigar qué paso: por qué se produjo el incendio y si la empresa cumplió con los protocolos, algo que niega la Generalitat y los vecinos porque las sirenas no sonaron.
La planta, cuentan los bomberos, ha quedado completamente arrasada. Todo convertido en un amasijo de hierro.
Mientras tanto, en el barrio de Torreforta lloran la muerte de Sergio, el hombre aplastado en su casa por una plancha metálica que salió despedida y recorrió casi tres kilómetros.
Casi todo el mundo en el barrio conocía al fallecido, que había regentado una frutería y una tienda con sus hermanos. Ahora el pequeño de los tres se había hecho cargo de la tienda.
La frutería la cerraron con la crisis y ahora, Sergio se dedicaba a cuidar de su nieta y de sus padres, que viven en la misma plaza que él.
Su mujer, que estaba en el portal con su nieta, en el momento de la explosión fue quien descubrió el cadáver entre los escombros. Era ella la que normalmente estaba en casa a esa hora con la niña. Ese día el destino quiso que fuera al revés.