El pasado 14 de abril, Alfie Coxon, de dos años, se despertó con una temperatura de 39ºC en los oídos y el cuello, por lo que su madre, Vicky Southern, le llevó de inmediato al Hospital General de Halton. Tras realizarle una revisión, los médicos le diagnosticaron una infección en el oído y le dieron el alta, recetándole unos antibióticos.
Una vez en casa, la salud del pequeño empeoró drásticamente y empezó a mostrar síntomas de deshidratación. Unas manchas moradas comenzaron a aparecer en su piel y sus pies y manos se tornaron azules con rapidez, por lo que sus padres le trasladaron al Hospital Warrington. Pese a los esfuerzos del personal médico, Alfie murió dos horas después por una sepsis meningocócica.
Esta enfermedad la causan las mismas bacterias que la meningitis, aunque se manifiesta como una intoxicación potencialmente letal en vez de atacar directamente al cerebro, tal y como hace la meningitis.
Aunque los médicos no se han pronunciado sobre si el pequeño padecía también esta última enfermedad, su madre cree firmemente que Alfie sufría meningitis debido al dolor de cuello que presentaba.
“No puedo culpar al hospital por la rapidez con la que actuaron, pero quiero asegurarme de que sepan mis sentimientos acerca del Hospital de Halton. Aprenderán la lección, por lo tanto mi hijo ha tenido que morir para que ellos aprendan la lección”, ha afirmado Southern en declaraciones recogidas por Daily Mail.
Por su parte, Mel Pickup, el director ejecutivo de NHS Foundation Trust ha dado el pésame a la familia del pequeño: “Extendemos nuestras más sinceras condolencias a los padres y a la familia de Alfie. Su muerte por sepsis meningocócica es una tragedia absoluta y nuestra más sincera simpatía se dirige a la familia de Alfie. Si la familia desea discutir algo más con nosotros, los apoyaremos”.