El propietario de la furgoneta bomba de la T4 relata sus tres días de cautividad encerrado en un coche a merced de los terroristas

Cuatro/CNN+ 03/05/2010 10:01

El propietario de la furgoneta bomba que fue utilizada por ETA en el atentado del 30 de diciembre de 2006 en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Madrid) relató ante el tribunal que juzga desde hoy a los tres presuntos autores de esta acción terrorista que, durante los tres días que estuvo secuestrado, sus captores se comunicaban por "silbidos" para no ser identificados.

Durante la primera sesión del juicio que comenzó hoy el dueño de la Renault Traffic que explotó provocando la muerte de dos personas, ha explicado que no pudo ver el rostro de los tres supuestos etarras que le secuestraron el 27 de diciembre de 2006, porque desde el primer momento le taparon la cabeza con una capucha.

El joven ha afirmado que, tras abordarlo cuando se encontraba en el aparcamiento de una estación de esquí, los presuntos terroristas lo esposaron y lo trasladaron a un turismo, en el que permaneció las tres noches que estuvo cautivo. Durante este tiempo, sólo uno de ellos habló con él, en castellano, para identificarse como miembro de ETA y advertirle de que "no intentara hacer nada" porque "iban en serio".

Explotaron la furgoneta porque se "pusieron nerviosos"

Entre ellos sólo "se silbaban", ha dicho. Además, ha explicado que le pidieron que mandara un mensaje de móvil a algún familiar para que no se preocuparan y le aseguraron que la noche del 31 de diciembre estaría libre. No obstante, el secuestro acabó antes, poco después de que estallara la furgoneta-bomba en Madrid, el 30 de diciembre.

Esa mañana sus secuestradores "se pusieron nerviosos" tras escuchar una noticia en la radio y le anunciaron que todo había "acabado", ha relatado. El joven fue abandonado en otra localidad del sur de Francia y desde ahí cruzó la frontera a España. A preguntas del fiscal Daniel Campos, ha admitido que no intentó darse la vuelta para ver a sus captores porque "estaba aterrado".

Los acusados se niegan a declarar

Los presuntos etarras Mattin Sarasola, Mikel San Sebastián e Igor Portu, para quienes el fiscal pide 900 años de cárcel por perpetrar el atentado de la T-4 de Barajas el 30 de diciembre 2006, en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos, Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, se han negado a declarar en la primera sesión del juicio.

Los tres acusados, a los que el fiscal imputa dos delitos de asesinato terrorista, 41 de tentativa de asesinato y uno de estragos terroristas, se han acogido a su derecho a no contestar a ninguna de las preguntas de las partes en el juicio que ha comenzado en la Audiencia Nacional.

Sarasola ha calificado de "fascista" al tribunal por lo que ha dicho no reconocerlo, mientras que Portu y San Sebastián han denunciado las supuestas torturas que sufrieron tras ser detenidos.

Nueva prueba pericial

Antes de comenzar los interrogatorios de los tres procesados, el presidente del tribunal, el magistrado Alfonso Guevara, ha dado traslado a las partes de una nueva prueba pericial caligráfica realizada por la Guardia Civil para comprobar si la anotación manuscrita de un número de teléfono de los Bomberos de Madrid hallado en el domicilio de Mikel San Sebastián estaba escrita por el presunto etarra.

Tanto el fiscal Daniel Campos como las ocho acusaciones particulares personadas y la popular, ejercida por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), además de la Abogacía del Estado, no se han opuesto a que este nuevo informe pericial se incluya en la causa y se cite para testificar en la vista al agente que la hizo.

Esta prueba es muy importante porque podría resultar el principal indicio de la participación de San Sebastián en el atentado de la T-4, con el que ETA rompió su última tregua.