Trump sigue siendo un showman. El mismo que en los años 80 hacía cameos en todas las series y películas en las que le era posible. Era todo un personaje hasta el día en el que Obama bromeó en la cena con periodistas cómo sería una Casablanca con Trump. El niño rico sintió lo que menos soporta. Es decir, verse humillado. Y desde entonces preparó su maquinaria para llegar al Despacho Oval. Y ya está en él, pero al contrario de lo que pensaban todos, Donald sigue siendo el mismo. El mismo hombre que hacía un cameo con Culkin ahora está a los mandos del país. Y claro, eso conlleva que en estas fechas tenga que hablar con los más pequeños. Y qué se le puede ocurrir a un tipo como Trump. Pues preguntarle a un niño de 7 años si aún cree en Santa Claus... porque a su edad eso es algo marginal.
Las reacciones no se han hecho esperar. Críticas por doquier algunas de ellas más que divertidas, como las que critican que para una vez que tiene que mentir no lo haga, o los que se sorprende porque sepa lo que es marginal. Los hay que piensan que dejarle hablar con libertad con niños es ya todo un problema.