El detonante del conflicto se produjo el pasado domingo con una operación clandestina del Ejército israelí en Gaza. Al ser descubierta, se desencadenó un tiroteo en el que murieron siete palestinos y un israelí.
Como respuesta, desde la Franja se lanzaron 400 proyectiles, desatando con ello el pánico en la localidad israelí de Ascalón, donde numerosos ciudadanos hubieron de apresurarse a huir en busca de refugios. En el lugar un hombre falleció después de que un misil impactase en su vivienda.
Más allá, el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás difundió las imágenes de su ataque a un autobús del Ejército israelí, en el que se aprecia cómo un proyectil antitanque reduce a cenizas el vehículo.
Y en este cruce de respuestas bélicas, Israel ha vuelto a atacar de forma implacable con el lanzamiento de más bombas. Contesta, dice, a los 400 proyectiles lanzados desde Gaza, y el Gobierno ha autorizado al Ejército a actuar “mientras sea necesario”.
Durante una reunión de casi siete horas, el gabinete de seguridad encabezado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha analizado el cruce de ataques.
LA ONU INSTA A LA “MÁXIMA CONTENCIÓN”
Por su parte, desde Naciones Unidas, António Guterres ha instado a la “máxima contención” y a evitar que la tensión continúe escalando.
“He pedido a las partes a contenerse en la mayor medida posible. El coordinador especial de Naciones Unidas, Nickolai Mladenov, está trabajando con Egipto y las partes implicadas para restablecer la calma", ha explicado Fahan Haq, portavoz de Guterres, en un comunicado.