Trump insiste en asociar inmigración a delincuencia. "Ellos sí están separados para siempre", asegura en un encuentro con familiares de ciudadanos asesinados por migrantes indocumentados. El magnate quiere una ley aún más dura y pide a su partido que aparque la reforma migratoria hasta noviembre, cuando se renueven las Cámaras.
"Con más congresitas y senadores republicanos, podremos aprobar una gran legislación", asegura. Mientras, la Casa Blanca decide cómo reunificar a las familias, en un centro de menores de Virginia se investigan violaciones de Derechos Humanos cometidas desde hace tres años, también durante la presidencia de Barack Obama. Las separaciones no se dan solo en la frontera, un claro ejemplo es el de Débora Barrios que después de trece años en Estados Unidos va a ser deportada. Sin embargo, sus dos hijos se quedan porque son estadounidenses.