Fue cuestión de segundos. El bombero, sobre el tejado, estaba a punto de rescatar al hombre que huye de las llamas. Pero el edificio no aguanta más y se viene abajo por completo.
Equipos que ahora buscan entre los escombros a más víctimas de una tragedia que, según las autoridades de Sao Paulo, estaba anunciada.
Porque el edificio era propiedad del estado. Un edificio público de los 60, que estaba en pésimas condiciones. Tanto es así que fue desalojado varias veces, hasta que las autoridades brasileñas decidieron destinarlo a viviendas de alquiler para familias sin recursos.
400 personas que, de madrugada, se vieron sorprendidas por un incendio cuyas causas todavía no están claras. Las llamas se propagaron por las 26 plantas del rascacielos. Afortunadamente, la mayoría de las familias tuvo tiempo de ponerse a salvo de una tragedia que ha indignado al país con el gobierno de Michel Temer, que ha puesto fin al programa de vivienda social, a pesar de que 6 millones de brasileños carecen de un hogar en condiciones.