La tripulación ha enseñado el tradicional Tió de Nadal catalán a los pequeños supervivientes y, aunque alguno no ha comprendido del todo el juego, todos han podido disfrutar de su sorpresa navideña; unos cuentos que bien podrían narrar historias como la del Open Arms.
“Estamos dando comida a 300 personas. Estamos un poco cansados porque la faena es dura”, afirma el capitán, quien a pesar de todo quiere recalcar que todos tienen “muchísima ilusión”.
El barco español salvó la vida de más de 300 personas y sigue recibiendo provisiones rumbo a Algeciras, camino de un final feliz tras recibir la autorización de Moncloa para partir a aguas españolas.