Fue el 1 de julio de 2016 en Londres cuando Meghan Markle y el Príncipe Harry se conocieron. La actriz estaba de paso en la ciudad y una amiga en común, organizó una cita a ciegas con el hijo de Diana de Gales donde acabaron deslumbrados el uno por el otro. Ella antes de ir solo preguntó si él era simpático. Él nunca había oído antes hablar de ella, ni había visto su serie de televisión. Tras esa noche, inmediatamente fijaron otra cita al día siguiente.
Unas semanas más tarde, Enrique la convenció para irse de acampada cinco días a Botsuana, solos bajo las estrella. Ella tenía entonces 34 años y un divorcio tras de sí, él 31 y un pasado agitado del que no acababa de separarse. Ella siguió rodando su serie en Toronto, pero la pareja nunca estuvo más de dos semanas separada, sin verse. No salían apenas a cenar fuera, no querían fotos, pasaban mucho tiempo juntos pero en casa. El príncipe confirmó oficialmente la relación en noviembre de 2016 y justo un año después le propuso matrimonio mientras asaban un pollo.