Para que el padre pudiera violar a la pequeña, la madre y la hija se intercambiaban las habitaciones, tal y como ha publicado Townsville Bulletin. “Durante aproximadamente una semana, cuando la demandante tenía unos 15 años, [la madre] intercambió las habitaciones con la demandante, para facilitar la actividad sexual”, ha asegurado el fiscal Andrew Walklate.
Según la madre, lo hacía para “sacarla del sistema”. Por ello, la progenitora se iba de la habitación conyugal, la cual era ocupada por la pequeña y el agresor. Durante el juicio, además, el tribunal ha tenido que escuchar cómo la madre reconocía que era consciente de lo sucedido, pero que no había dicho nada porque su médico de cabecera le aconsejó ignorarlo.
Para la hija, el hecho de que su madre no hiciera nada por detenerlo fue tan doloroso como las acciones de su padre. Debido al silencio de la progenitora, los abusos no finalizaron hasta que el abuelo de la pequeña intervino. Ahora, la mujer ha sido condenada a dos años de prisión por los hechos.