Se reabre Boracay, el paraíso filipino, pero con más restricciones que nunca

Se reabre Boracay, el paraíso filipino,  pero con más restricciones que nunca
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Bienvenidos a la nueva Boracay. La famosa playa de Filipinas y una de las más emblemáticas de Asia recibe a sus primeros turistas, después de seis meses de cierre. De momento, las impresiones iniciales son positivas. Los visitantes que repiten la ven más limpia que antes. Parece la playa perfecta, dicen algunos. Puestos a poner pegas, hay quien echa de menos a los masajistas en la arena. Al igual que los vendedores ambulantes, están vetados; y quien quiera masajes que se lo den las olas. En su guerra contra el turismo de masas, el presidente filipino, además de una restricción del número de visitantes, ha ordenado demoler hoteles y chiringuitos, prohibiendo en la arena sombrillas, hamacas, alcohol y tabaco. Una versión de su guerra sin contemplaciones contra el narcotráfico, aunque aquí no parece que vaya a haber tiros. La masificación descontrolada y los vertidos de muchas construcciones ilegales, ahora desmanteladas, habían degradado las aguas de este pedazo del paraíso, que, de momento, parece recuperado. Ahora, la arena está como para rebozarse en ella sin miedos, y las autoridades quieren trasladar este modelo de turismo sostenible a otras playas de Filipinas.

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