INSIEME/Juntos: Etiquetas, inspecciones: Cómo controla la UE que lo que comemos es seguro

  • Los casos de listeriosis y otras alertas ponen frente al espejo la seguridad alimentaria

Lo que comemos en Europa es seguro. Casi al 100% aunque la perfección es imposible. Las etiquetas, los exhaustivos controles, las inspecciones sin avisar (que se lo digan a los agricultores) son una referente mundial. Más allá de las fronteras de Europa no nos llega ni una alimento en mal estado, al menos hay un ejército sanitario encargado de evitar problemas. Europa es un referente en seguridad alimentaria. Dentro de las fronteras de cada país se controlan los alimentos desde el origen. El Centro Nacional Alimentario es un referente mundial y en dos días es capaz de descartar o no si un alimento está contaminado.

No solo se analizan los alimentos en su origen también los elementos con los que se manipulan en casa. Se intenta evitar que desprendan alimentos tóxicos o que provoquen la acrilamida, un compuesto orgánico de tipo amida, su número CAS es 79-06-01. Es blanca, inodora y cristalina, soluble en agua, etanol, éter y cloroformo. Se forma en alimentos durante su cocción o procesado a altas temperaturas. Por eso es mejor no freír los alimentos en exceso, según los expertos.

Los frutos secos son especialmente analizados en su almacenamiento y transporte para analizar su conservación. Otro elemento de seguridad son las etiquetas donde no pueden faltar el porcentaje de ingredientes, los datos nutricionales y la trazabilidad del alimento. En el caso de la carne, también el origen del país de la misma. Tampoco pueden faltar los datos de grasas, azúcares... Todo para que no nos den gato por liebre. No es ninguna broma porque más de 400 millones de toneladas de alimentos se venden cada año.