La incidencia de herpes zóster es 6 veces mayor en pacientes con cáncer de hematológico

  • Los pacientes oncológicos son los más vulnerables

El herpes es una enfermedad infecciosa causada por la reactivación del virus de la varicela zóster, que queda latente en nuestro cuerpo desde que pasamos la varicela, generalmente en la infancia.

Se caracteriza por un dolor intenso asociado a la aparición de unas pequeñas ampollas en la piel. En la mayoría de los casos, esas ampollas y el dolor desaparecen en unas 2-4 semanas. Y si persiste hasta 3 meses después de que la erupción haya desaparecido, esta complicación se denomina neuralgia postherpética.

Los pacientes oncológicos son más propensos a padecer herpes zóster, debido a que presentan un sistema inmune debilitado tanto por la propia enfermedad como por los tratamientos antitumorales como la quimioterapia, la inmunoterapia o la radioterapia.

La incidencia del herpes zóster en la población española se sitúa entre 3 y 5 casos por cada 1.000 habitantes y año, cifra que se multiplica por seis en las personas que padecen una hemopatía maligna, hasta llegar a los 160 casos por 1.000 habitantes/año en pacientes que se han sometido a un trasplante de progenitores hematopoyéticos. Así se puso sobre la mesa en una jornada organizada por La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) sobre el herpes zóster y las hematologías malignas.

Del mismo modo que el riesgo de herpes zóster es mayor en pacientes con cáncer, sus síntomas y las complicaciones también pueden ser más graves, más frecuentes y más duraderas. La aparición de un herpes zóster en un paciente con cáncer puede suponer la interrupción o la modificación de sus tratamientos, comprometiendo su supervivencia y comprometiendo el pronóstico de su enfermedad

La presentación característica del herpes zóster es habitual, pero a veces se observan casos más graves y que pueden incluso poner en riesgo la vida de los pacientes. Son casos en los que las ampollas aparecen diseminadas por todo el cuerpo, o incluso casos que llamamos sine herpete, en los que la enfermedad ocurre sin manifestarse a simple vista en la piel, lo que dificulta y retrasa su diagnóstico.

El herpes zóster presenta una baja mortalidad, pero sus complicaciones, especialmente la neuralgia postherpética, pueden ocasionar discapacidad y afectar a la calidad de vida de quienes lo padecen. Esta enfermedad no tiene cura, pero sí que es posible prevenirla. Consulta con tu médico para más información y visita la web www.virusherpeszoster.es