Las extrañas apariciones del viejo asilo: "A los ancianos que morían les arrojaban por un barranco"
Gonzalo Pérez Sarró visita de nuevo la nave del misterio para rescatar una historia que pone la piel de gallina
¿Qué ocurre en la conocida como "zona M" de Rusia?: las supuestas propiedades curativas de esta región
El investigador Gonzalo Pérez Sarró vuelve a 'Cuarto milenio' con su habitual Archivero del miedo. En esta ocasión, Gonzalo rescata unos hechos que sucedieron en el verano de 2010 durante la restauración de un asilo benéfico construido en 1924 y que desarrolló su actividad hasta los años 60.
El edificio, que estaba apartado de cualquier núcleo urbano y situado en una finca de gran extensión, fue diseñado con la apariencia de un gran complejo. Su aspecto era el de un palacete con patios, jardines, capilla, habitaciones... Sin embargo, esta construcción encerraba mucho más que sus ladrillos.
Cuando hace unos años empieza la restauración del edificio, este se convierte en una especie de búnker en el que nadie entra mientras continúan las labores de rehabilitación. En esta situación, ocurre algo que hiela la sangre de los presentes:
"Una mañana el guarda llega donde están los obreros y les dice que acababa de detectar en el interior del edificio cerrado unas huellas pequeñas, como de niño, que seguían senderos que iban a distintos sitios. El guarda quiso mostrarle a los hombres las huellas y es entonces cuando estos descubren la historia del lugar". El guarda, que conoce bien el lugar, le cuenta a sus compañeros de rehabilitación que en ese lugar cuando los ancianos fallecían se les arrojaba por un barranco que había en los alrededores.
